Alexander Pushkin en su novela Eugenio Oneguin dice que: «La moda es el mayor tirano», frase muy realista en un mundo como el actual, en donde es común que se asuman poses. Un ejemplo de esto lo representa la estrella del pop Taylor Swift, la cual dice ser ecologista.
Pero la vida cotidiana de la cantante de Shake it Off la delata como farsante, pues se transporta constantemente en sus dos aviones privados, contaminando más que la polución existente en 10 ciudades estadounidenses.
En nuestro país las posturas son como caretas que se caen ante la más mínima brisa. Aquí los ejemplos son como la verdolaga. El presidente Luis Abinader se apareció el día de su juramentación en un Tesla, para luego moverse en lujosos vehículos que gastan más combustible que 1000 carros juntos.
El «hípster» Bartolomé Pujals era habitué montando bicicletas en actos públicos y en la Marcha Verde.
Con cara de sacerdote franciscano y pedaleando como si buscara llegar a alguna meta, se trepó socialmente tan alto, a partir del manejo de grandes partidas del presupuesto nacional, que «soltó en banda» su vida de «alternativo», ignorándose a dónde fue a parar el aparato de dos ruedas en el que se movía en sus tiempos de «olla».
Milton Morrison no se quedó atrás en la moda de «vender una imagen de sencillo» a partir del ciclismo; el Día de la Movilidad Sostenible, se apareció subido en una bicicleta. Todo eso luego de marcharse de EDESUR dejándole incrementada la factura eléctrica a la clase media en más de un 800 por ciento.
La alcaldesa de Santo Domingo Carolina Mejía, se aparece en patinetas a las actividades metropolitanas, obviando la triste realidad de la ciudad, la cual está aquejada de grandes problemas.