La crónica del periodista David J. Lynch del viernes 10 de marzo en The Washington Post pone de manifiesto el malestar: “La quiebra de Silicon Valley Bank aumenta el temor de un contagio financiero más amplio”, para luego Lynch agregar que, ”La quiebra del banco fue repentina, asustó a los inversores y planteó dudas sobre lo que podría suceder a continuación”.

Es increíble que Signature Bank, entidad de criptomonedas y Silicon Valley Bank, tuvieran ese triste final, después de que en el caso del SVB, el banco había sido reconocido por la revista Forbes como el más seguro del mundo.
Y yo necesariamente acudo a “Doctor Catástrofe” (Nouriel Roubini), quien pronosticó la crisis del 2008, y que ha venido haciendo vaticinios muy preocupantes sobre el curso de la economía, en el que los augurios no son halagüeños.
Increíble que Silicon Valley Bank y Signature Bank tuvieran tan triste final.

Roubini considera que la alta deuda, la caída de la productividad por el envejecimiento de la población, el retroceso de la globalización o la sustitución del hombre por máquinas manejadas con inteligencia artificial, envolverá a la humanidad en convulsionados tiempos de crisis.

Pero si el “Doctor Catástrofe” dibuja un capitalismo distópico, que empujará al mundo al abismo, qué pensar de las insistentes predicciones que sobre la economía de Estados Unidos ha venido haciendo la empresa JP Morgan, las cuales instigan a preocupantes aprensiones.

Las recetas económicas de los organismos internacionales, las reuniones fallidas en Davos, los encuentros del inoperante G-20, la profundización de las deshumanizadas medidas neoliberales etc., no han podido ponerle fin a este vía crucis que está pagando todo el globo terráqueo que sólo avizora un inusitado incremento de la pobreza, el desempleo y la exclusión social. Es sombrío el panorama económico mundial, y de esto sólo saldrán airosas las naciones que enfrenten con creatividad su futuro.