Editorial

¡A trabajar!

¡A trabajar!

A partir de mañana comienza en términos laborales el 2014 que hace una semana se presentó ante la sociedad dominicana como un año que pinta bondadoso, con un calendario repleto de optimismo, aunque los demonios de la crisis económica y financiera que convulsionó al mundo en 2008 todavía deambulan en procura de malograr economías aguijoneadas por imprevisión e incompetencia. Concluidos los muchos días de celebración y paganismo, Gobierno y población están compelidos a reanudar una jornada de trabajo incompatible con vagancia y excusas baladíes que solo conducen a consolidar la cooperativa de lamentos y la distribución de culpas y fracasos.

Amplísima es la agenda de urgencias nacionales, alimentada constantemente por promesas incumplidas por gobiernos que ocultan sus faltas imputables con multicolores lienzos de clientelismos político que tienen también efecto anestésico para que la ciudadanía olvide reclamar derechos.

En 2014, el Gobierno no puede apartarse ni por un instante del proyecto de construcción de dos plantas de generación eléctrica a carbón que ya inició en Punta Catalina, pues ese debe ser el punto de despegue hacia la solución definitiva de la crisis del subsector que ha devorado más de ocho mil millones de dólares en menos de dos lustros.

Control y reducción del déficit fiscal es también tarea renovada, que debe estar acompañada de una justa redistribución del ingreso para que el mana de un anhelado crecimiento y desarrollo se refleje también al otro lado de la verja de la miseria donde millones de dominicanos malviven en el más abyecto estado de marginalidad.

La sociedad toda aspira a que este año el Gobierno demuestre y exhiba firme y decidida voluntad de promover e imponer un auténtico estado de derecho sustentado en la aplicación irrestricta de la ley y la garantía de seguridad ciudadana, lo que se lograría si las autoridades desalojan a la delincuencia de las calles.

Se aspira a que en 2014 el poder judicial, Ministerio Público y las altas cortes avancen decididamente al cumplimiento de su rol y obligación de administrar sana justicia y convertirse en represa frente a la corrupción y toda expresión de criminalidad porque hay que impedir que el desbordamiento del río de impunidad derribe con el todavía endeble ensamblaje de la institucionalidad.

A partir de mañana, Gobierno y fuerzas productivas deben encabezar la indetenible caravana que por la vía del trabajo, laboriosidad, creatividad, prudencia, planificación y justicia marcharán durante todos los días del 2014 hacia el estadio de prosperidad y justicia social.

El Nacional

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