El Ministerio de Medio Ambiente ha declarado al municipio de San Cristóbal en estado de emergencia a causa del enorme cúmulo de basura que arropa a la ciudad, debido al manejo inadecuado de la recogida y destino de desechos sólidos por parte del Ayuntamiento.
No resulta fácil poder explicar que uno de los municipios más densamente poblados de la República requiera ser intervenido para evitar un desastre sanitario porque el cabildo carece de capacidad o condiciones para cumplir con el vital servicio.
Tan grave es la situación que los ministerios de Salud Pública y Medio Ambiente, así como la Liga Municipal asumirán la recogida de basura en San Cristóbal, en un programa de emergencia sanitaria que podría prolongarse por más de un año.
El ministro de Medio Ambiente, Bautista Rojas Gómez, dijo que otros municipios podrían ser intervenidos porque el servicio de recogida de basura también ha colapsado, por lo que no se exagera si se afirma que muchas comunidades están a merced de las epidemias.
Es mucho lo que se habla de autonomía municipal o de gobiernos locales, pero de la mayoría de los ayuntamientos solo se reciben denuncias sobre manejos irregulares de los recursos asignados y completa desatención de los servicios públicos.
Los informes auditados por la Cámara de Cuentas sobre manejo de fondos públicos por muchos cabildos apuntan a la comisión de corrupción o al menos de uso ilegal de ese dinero, que según la ley debería ser invertido en servicios y obras públicas en proporción de un 65%.
La mayoría de las alcaldías no cumplen a cabalidad con el servicio de recolección de desechos, ni siquiera acondicionan cementerios, mataderos municipales, caminos vecinales, parques, canchas o centros comunales, por lo que nunca se sabe en qué emplean las asignaciones estatales.
A la Liga Municipal le corresponde un papel mucho más activo, no solo de asesoramiento de ayuntamientos y juntas municipales, sino también de supervisión sobre uso y destino de fondos públicos.
Lo que ocurre en San Cristóbal es tragedia y vergüenza.