Libre Pensar Opinión

Tragedias presidenciales haitianas

Tragedias presidenciales haitianas

Oscar López Reyes

(I)
Desde la declaración de la independencia Haití -1804- más de 100 movimientos insurrectos, con gobernantes asesinados, patentizan que la rebeldía, la ambición y la traición se han incrustado en el ADN de su clase dominante y flagelado hasta desembocar hoy en el derrumbe institucional y la desintegración iniciática.

Las conjuras sangrientas brotaron en la antigua colonia francesa de Saint-Domingue y en los cimientos del principiante Estado de Haití. En 1803, el paladín de la revolución antiesclavista, Toussaint Louverture, fue derrocado como gobernador general vitalicio la isla de La Hispaniola y desterrado a Francia, donde murió de neumonía.

En 1805, el jefe superior de la revolución triunfadora, Jean-Jacque Dessalines, ya autoproclamado emperador con el título de Jacques I, exterminó entre tres mil y cinco mil blancos, y decapitó a miles en la parte oriental de la isla. Terminó ejecutado, en 1806, por sus lugartenientes Alexandre Pétion y Henri Christophe, y una turba desmembró el cuerpo del emperador, que arrojó en la Plaza del Gobierno.

Christophe asumió como presidente y Reino de Haití Norte, y se autodesignó emperador, con el nombre de Henri I (1804-1806), y Pétion como jefe de Estado Rey de Haití Sur (1806-1811).

En 220 años de “autonomía” ha variado sus formas de mandatos: gobernador general (1), emperadores (3), rey (1), presidentes vitalicios (3), presidentes, presidentes provisionales o interinos y consejos de ministros. Cinco han sido asesinados, 15 derrocados, 16 obligados a renunciar por revueltas populares, uno se suicidó y otro fue envenenado.

Los magnicidios prosiguieron: el polvorín del Palacio Nacional fue destruido poco después del presidente Sylvain Salnave haberlo abandonado para huir hacia la República Dominicana, donde fue capturado por las tropas del general dominicano José María Cabral. Este lo entregó al jefe de Estado sustituto, Nissage Saget, y fue ahorcado, en 1870.

En 1912, el presidente Michel Cincinnatus Leconte fue fulminado por una explosión que destrozó el Palacio Nacional, en un atentado protagonizado por opositores. Había derrocado al presidente Francois C. Antoine Simon.

En 1915, pobladores se levantaron contra el presidente Jean Vilbrun Guillaume Sam, encolerizados por la represión y por la orden de ejecutar a 167 presos políticos, entre ellos el exgobernante Oreste Zamor. Guillaume Sam se asiló en la embajada de Francia, donde penetró una multitud, que despedazó su cuerpo y exhibió sus pedazos en barrios de Puerto Príncipe, acontecimiento que precipitó una intervención militar de Estados Unidos, que se prolongó hasta 1934.

El 7 de julio de 2021, un grupo mató a tiros al presidente Jovenel Moise, e hirieron a su esposa Martine Moise, involucrada en el complot, cuya motivación apunta a la decisión de permanecer en el poder y a que entregaría a Estados Unidos nombres de personas vinculadas con el narcotráfico.