Cuando anunció sus aspiraciones presidenciales por primera vez comenzaron las dudas sobre todos sus hechos presentes, pasados y futuros. No tuvo ni una sola expresión libre de interpretaciones inclinadas a incitar y exaltar el odio contra él. Pero nada funcionó porque ganó las elecciones del 2016.
La victoria fue amplia de acuerdo con las reglas del juego basada en colegios electorales por estado, pero no ganó el voto popular como casi nunca lo gana el partido republicano. Los demócratas no dejaban de decirlo cuando perdían, pero en su caso lo utilizaron para organizar todo tipo de manifestaciones de rechazo a su triunfo.
Después llegaron la intervención de Rusia en las elecciones, las aventuras amorosas, las filtraciones de sus propios colaboradores a la prensa, una recusación y un sin fin de hostilidades con la intención de destituirlo. Con la pandemia, el mundo en pleno se burló de él por mencionar el ácido clorhídrico.
Sin embargo, actualmente las etiquetas de los envases de cloro de muchos países dicen: “Testado contra el COVID”. Lo pintaron de ignorante y quimérico cuando dijo que se tendría la vacuna en 6 meses, pero estuvo lista en menos tiempo.
Fue dibujado como lo peor a lo largo de su gobierno y finalmente perdió las elecciones del 2020 y prácticamente lo sacaron a “patadas” de la Casa Blanca, pero no fue lo último. Ya fuera, lo forraron de acusaciones civiles y criminales con la intención de inhabilitarlo para aspirar a un segundo mandato presidencial.
Al ver que nada funcionaba intentaron asesinarlo, pero la divina providencia y la energía positiva de sus votantes y los amantes de la paz en todo el mundo le salvaron la vida. Esa maldad continuada, su lejanía del poder y la gestión actual de Joe Biden le sirvieron al pueblo norteamericano para tomar la perspectiva de su gobierno del 2016-2020 en su justa dimensión.
Se puede engañar a un pueblo una vez, pero no dos veces. Difícil es convencerlo de que el umbral de una tercera guerra mundial y los altos precios de los alimentos y los combustibles son mejores que tener a Trump en el poder. Reverso a los pronósticos de votaciones cerradas y una guerra civil, ganó las elecciones en todos los niveles de una manera tan convincente que nadie lo duda.
Y contrario al sentimiento de negación e inquietud generadas por su victoria anterior, el mundo ha recibido su segunda venida con expectativas de paz y prosperidad. Mi otro titular es que esta vez apunta maneras de estadista y líder mundial.
Por: Jose Cafe
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