Antes de recibir el informe sobre “Hoja de ruta 2015-2018”, que busca prevenir y erradicar la violencia contra niños en República Dominicana, el presidente Danilo Medina ha debido ser informado sobre dramáticos resultados de una encuesta Enhogar que revela la magnitud de ese drama.
Ese estudio, levantado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), señala que el 62% de niños con edades entre uno y 14 años sufre castigo físico o agresión psicológica de sus padres o tutores como método de disciplina.
Martha Santos, representante especial del secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, entregó al Mandatario el plan a tres años que procura crear legislaciones positivas que prohíban toda forma de violencia contra la niñez.
La hoja de ruta presentada por la ONU establece un marco estratégico para prevenir y responder a las distintas formas de violencia o agresión contra los niños, por vía de políticas públicas o acuerdos consensuados con los diferentes sectores de la sociedad.
El 54% de los niños encuestados dijo haber sufrido agresión psicológica, mientras que el 39% afirma que ha sido sometido a castigo físico, cifras que rebasan la definición de escandalosa, porque indica que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes padecen de continuo abuso físico o mental.
Con ese maltrato a la niñez, la sociedad incuba su propio estadio de violencia y degradación moral y jurídica, que explosionará cuando esos infantes arriben a la adultez, por lo que se requiere conjurar ahora ese cuadro de oprobio y garantizar así la formación de generaciones física y mentalmente sanas.
La protección a niños, niñas y adolescentes constituye un derecho inalienable que la Constitución pone a cargo al Estado, que a través del Ministerio Público se convierte en tutor de los menores, con autoridad y rango mayor que la familia, razón por la cual el fiscal puede intervenir en cualquier tipo de situación que considere riesgosa para el niño o la niña.
Entre los maltratos que sufren los menores figuran el trabajo infantil, obligación a prostituirse, violación sexual, embarazos prematuros y deserción escolar. Ha llegado el momento de que la sociedad toda asuma conciencia y propósito de proteger la salud física y psicológica de los niños, niñas y adolescentes.