Editorial

Ultima llamada

Ultima llamada

El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, ha resaltado el contraste entre una economía en crecimiento y un salario real deprimido que en los últimos 15 años ha crecido menos que la inflación, un drama que el funcionario relaciona con el auge de la violencia y la criminalidad.

Valdez Albizu dijo que estudios realizados por esa institución revelan que el ingreso promedio real de los trabajadores dominicanos es en 2015 prácticamente igual que en 1991, a pesar de que la productividad ha aumentado un 65.5%. ¿Se quiere una expresión más abyecta de inequidad social?.

Lo que ha dicho el señor gobernador es que el salario promedio se ha mantenido virtualmente congelado por 23 años, tiempo durante el cual se ha mercadeado intensamente la idea de que la economía dominicana florece en términos de crecimiento y expansión. ¿Acaso no es eso una expresión de capitalismo salvaje?
Al Gobierno ni al sector privado parecen llegarles la recomendación del licenciado Valdez Albizu de que una mejora en los ingresos de los trabajadores es importante para la sostenibilidad del crecimiento. Se ha escogido la fórmula de enseñar al burro a no comer.

El funcionario reveló que el presidente Danilo Medina le confió que militarizar el país entero no serviría para disminuir los atracos, porque un padre que no tenga dinero para darle de comer a su familia “podría atracar a cualquiera en la calle”. A ese tipo de eventual infracción se conoce en el lenguaje jurídico como “estado de necesidad”.

Al disertar ante la matrícula de la Asociación Dominicana de Exportadores (Adoexpo), el gobernador del Banco Central ofreció las buenas nuevas sobre el comportamiento de la economía que tuvo un crecimiento en el semestre de un 6.5 por ciento y una expectativa similar para fin de año, pero clamó por un derrame de la riqueza.

El reclamo de un justo aumento general de salarios no debería ser tema de campaña electoral, sino compromiso ineludible del Gobierno y el sector productivo a cumplir en el corto plazo, no solo porque se trata de una urgencia para garantizar sostenibilidad al crecimiento del PIB, sino también porque los estómagos de los trabajadores y sus familias no resisten más.

De nuevo, el gobernador del Banco Central ha puesto el dedo sobre la llaga, en lo referido a un tema que se torna de vida o muerte para la economía y para la gobernanza. Quien tenga oídos para oír que oiga y ojos para ver que vea. La inequidad social es un cáncer de rápida metástasis.

El Nacional

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