Editorial

Ultimo tramo

Ultimo tramo

Concluida la Semana Santa, que fue jolgorio para unos y de recogimiento para otros, se inicia hoy el último tramo de una campaña electoral que ha sido borrascosa de forma y difusa de contenido, por lo que en los 47 días restantes de contienda, partidos y candidatos tienen la obligación de evitar desbordamientos y contener desenfrenos.

La población anhela y reclama un debate electoral sustentado en planteamientos o propuestas que giren en torno a la solución de problemas básicos de la nación y no a intercambios de diatribas o sobre cuestiones tan irrelevantes como quién fue primero, si la gallina o el huevo.

El voto popular debería ser conquistado por la razón y no por el temor, por la verdad y no por la mentira, por el razonamiento y no por la irracionalidad, porque candidatos y partidos no deberían confundir la campaña electoral con un espectáculo circense.

La gente quiere saber mucho más de los 24,442 postulantes a cargos electivos, desde quienes aspiran a la primera magistratura hasta el concejal de un distrito municipal, porque lo sensato sería que la competencia sea en base a propuestas coherentes y no a improvisados festivales de demagogia.

Despejado el temor sobre posible fraude electoral o de ocurrencia de irregularidades antes, durante o después de los comicios, se requiere ahora que los intervinientes en la campaña electoral cumplan con el compromiso de exponer sus promesas con transparencia y debido respeto al contrincante y al votante.

La Junta Central Electoral (JCE) tiene el ineludible compromiso de garantizar elecciones libres, limpias, transparentes y concurridas, en tanto que el Gobierno tiene la obligación de proveer equidad e igualdad para todos los candidatos que participan en la campaña electoral.

Es claro que los conflictos derivados de decisiones de la JCE o de los propios partidos, deberán ser conocidos y resueltos de manera definitiva por el Tribunal Superior Electoral (TSE), cuyas decisiones han de estar sustentadas en la ley, el derecho y la razón.

Los más de seis millones de votantes albergan esperanza de poder cumplir con el deber de sufragar después de escuchar y ponderar las propuestas formuladas por candidatos y partidos en el tramo final de una contienda comicial en la que impere respeto entre competidores, transparencia y profundidad en el discurso electoral.

El Nacional

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