Entre golpes y sorpresas, la sociedad dominicana ha venido sudando en frío al informarse de la falsedad de conducta de personalidades, cuya imagen se distinguía y se anidaba tanto que rayaba en la veneración.

Pero con muchas lágrimas hemos tenido que crear fuerza de voluntad y valentía para soportar el impacto de la duda o pérdida de la imagen de quienes han sido asumidos/as como ejemplo y modelo de vida y de acción.

Tenemos calentito en el tapete el caso del Pelotero de Grandes Ligas David Ortiz, meritorio modelo al más alto nivel local e internacional, admirado y seguido por millones de personas del mundo, a cuya mayoría se le acaba de derrumbar el altar que constituía la figura paradigmática de ese ciudadano pelotero.

Su imagen afecta con la duda a otros grandes de la pelota internacional, porque ahora no sabemos si han sido realmente auténticos. Sin atropellar la lógica sería normal asegurar que amigos, relacionados y simples seguidores del oficio de pelotero habrán sufrido insomnio a raíz del desafortunado testimonio de David Ortiz.

Su confesión de usuario de sustancia prohibida en su propia patria que lo ama, no solo daña su imagen, sino que afecta con la duda a otros grandes de la pelota internacional de los que, como dijimos, ahora dudamos de su autenticidad.

No es de ignorante aseverar que grandes y pequeños amigos y relacionados de David habrán sufrido de continuo insomnio al conocer el amargo testimonio de él, a penas días después de ser exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown, de Estados Unidos, donde solo se exaltan a los extraordinariamente grandes del béisbol de las Grandes Ligas.

Quienes escribimos este diminuto trabajo nos consideramos parte de los cientos de miles de ciudadanos/as dominicanos y extranjeros, fieles admiradores de sus hazañas como pelotero, que hoy, cuasi simultáneo con sus premeditadas declaraciones le retiramos la admiración y el apoyo que nos fanatizaba como modelo del béisbol internacional. Tampoco lo configuraremos como estímulo a nuestros hijos y nietos para que lo imiten.

En los últimos años la República Dominicana ha sido afectada por una diversidad de falsos modelos, pero el de David Ortiz ha sido el más monstruoso acontecimiento socio afectivo que nos ha puesto a reflexionar. Hoy es un modelo menos.

Lic. Santiago Martinez.