¿Qué Pasa?

Un viaje cinematográfico a través del asiento del conductor

Un viaje cinematográfico a través del asiento del conductor

Taxi Driver fue dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert De Niro.

Desde las bulliciosas calles de Nueva York hasta los confines de una metrópolis futu­rista, el taxi ha sido mucho más que un simple vehículo en el cine.

Distintos directores de todo el mundo han en­contrado en este espa­cio reducido un lugar perfecto para explorar conflictos sociales, di­lemas morales y rela­ciones humanas.

En este reportaje, reco­rremos algunas de las películas más emble­máticas donde el taxi no solo transporta pa­sajeros, sino también emociones, historias y críticas sociales.

“Taxi Driver” (1976). Pocas películas han re­tratado el aislamiento urbano con tanta cru­deza como Taxi Driver. Dirigida por Martin Scorsese y protago­nizada por Robert De Niro, la historia de Tra­vis Bickle, un veterano de Vietnam que reco­rre las noches de Nue­va York como taxista, se ha convertido en un clásico del cine psico­lógico.

Su icónica frase “You talkin’ to me?” simbo­liza la alienación de un hombre que encuentra en el taxi su refugio y su trinchera.

El reparto también cuenta con Cybill Shepherd como la mu­jer que trabaja en la campaña electoral del candidato presidencial Palantine, y de la que Travis está enamorado; Jodie Foster como una prostituta de 12 años con la que Travis se en­cariña y Harvey Keitel como su proxeneta. Es una crítica brutal a la sociedad americana postguerra y a la de­cadencia moral de las grandes ciudades.

“Saga Taxi” (1998- 2007). Del drama pa­samos a la comedia y la acción con la saga francesa “Taxi”, inicia­da por Luc Besson. Con un Peugeot 406 tunea­do como protagonista mecánico, esta serie de películas mezcla per­secuciones imposibles, humor desenfadado y una mirada caricatu­resca a las fuerzas del orden.

Con cuatro entregas entre 1998 y 2007, y una versión estadou­nidense en 2004, “Taxi” redefinió el género de acción con un estilo li­gero y europeo.

“Collateral” (2004). Dirigida por Michael Mann, Collateral con­vierte al taxi en una jaula rodante durante una noche tensa en Los Ángeles. Jamie Foxx in­terpreta a un conduc­tor atrapado en una pesadilla cuando su pasajero, un asesino a sueldo encarnado por Tom Cruise, lo obliga a convertirse en su cóm­plice involuntario.

Aquí el taxi es una cáp­sula donde se enfren­tan dos mundos: uno común y temeroso, y otro frío y letal.

“Noche en la Tierra” (1991). Con la sensi­bilidad poética de Jim Jarmusch, esta pelícu­la nos lleva por cinco ciudades (Los Ánge­les, Nueva York, París, Roma y Helsinki) en cinco histoUrias para­lelas donde el taxi es un microcosmos so­cial. Cada segmento revela las diferencias y similitudes humanas a través de los ojos de conductores y pasaje­ros. Es un homenaje multicultural a lo coti­diano y a las conexio­nes fugaces.

“A Taxi Driver” (2017). Basada en hechos rea­les, esta producción surcoreana narra el papel de un taxista (in­terpretado por Song Kang-ho) que sin que­rer se ve envuelto en la cobertura de la Ma­sacre de Gwangju en 1980, al transportar a un periodista alemán. Es una historia sobre la verdad, el coraje y el papel que puede jugar un ciudadano común en momentos clave. El taxi aquí es el vehículo literal y simbólico de la libertad de prensa.

“Taxi Teherán” (2015). La propuesta más ori­ginal y rebelde viene de Irán. El director Ja­far Panahi, bajo arresto domiciliario y prohibi­ción de filmar, desafió al régimen con esta obra rodada comple­tamente dentro de un taxi que él mismo con­duce.

A través de las conver­saciones con sus pa­sajeros, Taxi Teherán ofrece una mirada ín­tima, crítica y humana sobre la vida cotidiana bajo censura. El coche se convierte en con­fesionario, plató clan­destino y símbolo de resistencia artística.

 “El quinto elemento” (1997). Aunque el taxi no es el centro de la tra­ma, Luc Besson vuelve a usar este vehículo, en esta ocasión volador y futurista, como pieza clave.

En un siglo XXIII dis­tópico, Bruce Willis interpreta a un taxista que se convierte en hé­roe accidental.

El taxi aparece como nexo entre el mundo ordinario y una epo­peya intergaláctica, demostrando que in­cluso en el futuro, hay choferes atrapados en el tráfico.

“El taxista ful” (1978) y “El taxi de los con­flictos” (1969). Espa­ña también ha usado el taxi como pretexto para el humor.

En “El taxista ful”, Ma­riano Ozores dirige a José Luis López Váz­quez en una sucesión de enredos cómicos propios del cine popu­lar setentero. Más tem­prano,

El taxi de los conflictos (1969) (una comedia musical coral) hace del vehículo un pun­to de encuentro para las tramas de diversos personajes. Ambas muestran un taxi más castizo, festivo y cari­caturesco.

“Pulp Fiction” (1994). Aunque el taxi no es el tema central, una de las escenas más recor­dadas de Pulp Fiction ocurre en su interior. La conversación en­tre Bruce Willis y la conductora de origen argentino, Esmarel­da Villalobos, sobre el significado de matar a un hombre, es una de las muchas viñetas in­olvidables de la obra de Quentin Tarantino. Breve pero intensa, esta escena encapsula el poder narrativo que puede tener un trayec­to compartido.

“Taxi” (2004). Final­mente, la versión esta­dounidense de Taxi in­tenta adaptar el humor y la acción francesa al estilo de Hollywood, con Queen Latifah y Jimmy Fallon al frente. Aunque más ligera y menos exitosa, mues­tra cómo el concepto del taxi como espacio cinematográfico pue­de adaptarse a distin­tas culturas.

Como se ha visto, el taxi en el cine es mu­cho más que transpor­te. Es un teatro rodante donde se cruzan vidas, ideologías y emocio­nes.

Desde las urbes hipe­rrealistas de Scorsese hasta los vuelos ima­ginarios de Besson, desde los testimonios silenciados en Tehe­rán hasta los héroes accidentales en Corea, el taxi es un lugar de paso, que muchas ve­ces lleva a destinos in­esperados.