En un extenso discurso de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, el presidente Luis Abinader, formuló un urgente y dramático llamado a las fuerzas políticas y sociales para buscar un acuerdo nacional que diseñe un proyecto eficaz frente a la crisis de Haití, a los fines de dar respuesta unánime para la defensa y protección de la soberanía nacional, una exhortación que no debe caer en el vacío, pues los sectores preocupados por la salud de la Patria, no deben caminar fragmentados.
La unidad hace la fuerza, es un viejo slogan acuñado durante décadas por las organizaciones progresistas en nuestro país y, que hoy más que nunca necesitamos del concurso de todos los que aman este terruño, para trazar la raya de Pizarro frente al vecino país, que nos acecha para apoderarse del mismo con una invasión silenciosa, a nuestro territorio que suma ya a casi tres millones de ilegales.
Y debe templarse una unidad de acero, despojados de banderías políticas como lo propuso Abinader, adoptando compromisos para la formulación y ejecución de políticas de Estado eficaces y coherentes, en materia tanto de seguridad y defensa en relación a la crisis haitiana, agravada por la presencia de pandillas que impide la presencia de un interlocutor a fin de articular una salida saludable a la ingobernabilidad de ese conglomerado humano.
Es necesario, pues, que todas las entidades que incidan en la vida nacional, acojan con beneplácito esa alerta del jefe de Estado, dado que un país dividido no podrá enfrentar con éxito la amenaza haitiana a la soberanía nacional, mancillada en decenas de ocasiones por las huestes de Haití que persisten en su política de agresiones y agravios contra el pueblo dominicano.
Según estadísticas, el año pasado fueron deportados más 170 mil haitianos, cifra que puede ser ampliamente superada este año, en caso de que la dirección de Migración, a cargo del licenciado Venancio Alcántara, duplique los esfuerzos y saque a los haitianos ilegales que inundaban las principales calles y avenidas del país.
Los indocumentados ocupan todas las esquinas del polígono central, abordando a los conductores en forma agresiva para limpiar los cristales de los vehículos que transitan por esa vía, lo que podría degenerar en una tragedia que podría evitarse, procediendo a detener y expatriar a esos intrusos.