Las autoridades tienen la ineludible urgencia de retomar el control de las calles, hoy virtualmente en manos de la delincuencia, y devolver su uso y disfrute a una ciudadanía temerosa o angustiada por el auge de la criminalidad.
Son diversas las causas que disparan las estadísticas o percepción sobre delincuencia, como es amplio el abanico de opciones para afrontar ese flagelo, pero la urgencia indica que el remedio primero es la confrontación entre la ley y el crimen.
Es por eso que se saluda la decisión del presidente Danilo Medina de disponer que se adicione al patrullaje mixto a mil 800 policías y 650 militares, lo que significa incrementar significativamente el número de efectivos a cargo de la prevención de crímenes y delitos.
El nuevo jefe de la Policía, Nelson Peguero Paredes, ha dicho que la institución bajo su mando combatirá a los delincuentes con mano firme y apegada al nuevo modelo de gestión institucional, una proclama que la población aplaude.
Peguero Paredes tiene el deber también de darle cabal cumplimiento al eterno compromiso de depurar las filas policiales para evitar que delincuentes persigan delincuentes, aunque se sabe que se requiere con urgencia mejorar sustancialmente las condiciones salariales y laborales del policía.
Con la designación de un nuevo jefe de Policía, se volverá a hablar de prevención, educación, respeto a los derechos humanos, pero también de la reincidencia, complicidad e impunidad, aunque todos deberían estar de acuerdo en que la primera tarea es desalojar a los delincuentes de las calles.
El nivel de incremento de asesinatos, asaltos, atracos y otros crímenes violentos amerita un abordaje mayor, como el que ha dispuesto el jefe de Estado, de incrementar el patrullaje mixto y una voluntad de afrontar la delincuencia con la mano dura de la ley.
En esta nueva cruzada contra la criminalidad se requiere también que jueces y fiscales cumplan cabalmente con su deber: los primeros, procesar con diligencia y eficiencia y los segundos, con imponer sentencias drásticas que se correspondan con la gravedad de la infracción.
Manos a la obra.