Tras el encuentro de los cancilleres de República Dominicana y Haití, la videoconferencia de los presidentes de los dos países es otro importantísimo paso a favor de la integración que demanda la lucha contra una pandemia como el coronavirus. En el caso de los dos vecinos no se trata solo de la aplicación del protocolo sanitario que recomiendan las organismos internacionales, sino de problemas de singular importancia como el flujo migratorio. Con la videoconferencia con Jovenel Moïse, el presidente Danilo Medina allanó el puente con un vecino que no obstante los conflictos migratorios es el segundo destino de las exportaciones de este lado de la isla. En 2019 el volumen oficial fue cuantificado en 826 millones de dólares. Pero ha de destacarse el dinamismo de los mercados binacionales para las comunidades fronterizas que por efectos de la pandemia han tenido que ser suspendidos. Es por tanto de particular importancia para el intercambio comercial y la lucha contra la crisis sanitaria el acercamiento para abordarlos entre los gobernantes de los dos países. El paso que primero avanzaron los cancilleres y después de los presidentes tiene que ampliarse con acciones concretas que redunden en beneficio de los pobladores de Haití y República Dominicana. En estos tiempos de integración la división y las intrigas en modo alguno pueden ensombrecer las relaciones diplomáticas ni comerciales. Y mucho menos entre países vecinos, por demás obligados a entenderse.

