Barril pólvora
La incertidumbre sobre las elecciones legislativas, que el presidente Jovenel Moïse, quiere aplazar para el año entrante, y la propagación de la violencia protagonizada por bandas armadas constituyen dos ingredientes explosivos en Haití, una nación carente de mayores recursos, que, para más, es víctima de un rebrote de la pandemia del coronavirus.
De acuerdo con un informe de las Naciones Unidas (ONU) solo en los primeros seis meses de este año 159 personas, sin duda mal contadas, han perdido la vida en enfrentamientos entre pandillas de maleantes.
El Gobierno de Haití, que apenas puede sostenerse, carece de medios para avalar el orden y la seguridad de la población. Hace apenas unos meses que la Policía protagonizó candentes disturbios en demanda del derecho a la sindicalización.
Además de la irrupción de las pandillas Haití bordea una crisis política con la demora para conformar el Consejo Electoral después de la renuncia de cuatro de sus cinco integrantes y convocar a elecciones.
El presidente Moïse, enfrascado en la lucha contra la crisis sanitaria y la normalización de las actividades productivas, carece más de voluntad política que de medios para superar el conflicto con las elecciones legislativas.
La Unión Europea ha exhortado al mandatario a que convoque a elecciones, pero las señales de Moïse son que no está en eso por ahora. La violencia protagonizada por las pandillas y la crisis electoral que cobra cuerpo cargan más la atmósfera social y política haitiana repleta de conflictos.

