Ni siquiera el despliegue de un contingente de la ONU detiene la violencia en Haití protagonizada por las pandillas que hoy controlan la mayor parte del territorio. Lejos de replegarse ante el emplazamiento de más soldados internacionales las bandas criminales han incrementado su embestida hasta en sus propios bastiones.
En un ataque con drones en un barrio marginal controlado por las bandas ocho personas perdieron la vida. Exponiendo la vida decenas de personas se agruparon para reclamar seguridad y el cese de la violencia que se ha esparcido por todos los confines del territorio. E incluso, sin temor a las consecuencias, participaron en el funeral de las víctimas.
Los últimos sucesos en Haití demandan de la ONU y los organismos internacionales acelerar el proceso sobre el despliegue del contingente que sustituirá a las tropas lideradas por Kenia. Mientras más tiempo, más personas se exponen a caer víctimas del terror impuesto por los grupos criminales que lidera Jimmy Cheriezer (Barbecue).
Puedes leer: Haití en la cuerda floja: la industria textil al borde del colapso sin renovación de programas
El número de muertos y desplazados por la ola de violencia representa una verdadera tragedia en una nación que también padece una severa crisis económica y que carece de los servicios más elementales. Los últimos actos de violencia son para que el Consejo de Seguridad de la ONU y potencias como Estados Unidos entiendan que en Haití se tiene que actuar sin demora. La incertidumbre no puede ser la credencial de esa nación.