Hay que hacer una profunda jornada de profilaxis social, para erradicar la violencia desmedida de la sociedad dominicana. Los hechos de sangre, los atracos y los crímenes pasionales, son ingredientes altamente preocupantes.
Da a simple vista la idea de que los dominicanos perdieron el don de la cordura, y que su meta es la sangre y la muerte. No es así, los violentos son una minoría que no encuentra soluciones pacíficas a sus problemas.
Hay que meditar sobre el derecho a la vida y el respeto al prójimo. Se ha perdido esa mística y por cualquier simple discusión, se abre el abismo de la muerte. Tiene que darse una mayor ecuanimidad entre las personas.
Donde se tienen que volver las autoridades, y todos los sectores del país, es en prevenir la violencia. Es sentar las bases del irrestricto respeto de los derechos del prójimo, para no violarlos.
La última salida a una crisis interna, debe ser el empleo de la violencia. Hay que comenzar con la prevención desde la escuela elemental. Por ahí viene ahora la materia de la moral y cívica que deberá ayudar mucho en el futuro para bajar los cuadros violentos.
Pero los planes de prevención no esperan, tienen que ser aplicados en el acto, en lo inmediato. Ir donde está el germen de la violencia y tratar de corregirlo.
NI siquiera penas más severas en el código penal podrían erradicar totalmente la violencia callejera y las muertes sentimentales. Hay que ir a la raíz social. Mejorar estado de vida y convivencia en los barrios.
Las cargas sociales en explosión son mayores en los barrios excluidos. Se dan también entre profesionales y alta sociedad, Con ellos hay que trabajar. El gobierno llevando efectivos programas sociales. Las iglesias tienen su papel, con el mensaje de unidad y antiviolencia. Pero donde cunde la miseria extrema, es difícil rescatar a los jóvenes de la ola sangrienta.
El referente de esta sociedad es el consumismo desbordado, que obliga a pensar en un conglomerado de compra y venta muy lejos de la vida de los marginados. De ahí que en los barrios se encuentren los jóvenes que se la juegan detrás de una pesadilla.
La policía y los organismos de seguridad se deben modernizar y actuar de acuerdo a los nuevos aires de la seguridad, pero su trabajo es el de detener a los culpables y someterlos a la justicia. Dos renglones, policía y justicia, donde se tiene que trabajar con responsabilidad y objetividad.
Por: Manuel Hernández Villeta