Opinión

Violencia machista

Violencia machista

POR:  Susi Pola

susipola@gmail.com

 

La semana pasada, en menos de dos días, tres mujeres fueron asesinadas violentamente por hombres relacionados íntimamente con ellas, una cifra que alarma a esta ciudad de Santiago y sea o no percepción, a muchas personas nos parece demasiado mujeres caídas por la violencia machista. En el recuento de los números, sería prudente que todo el mundo en este país, reflexionara sobre el fenómeno de la masculinidad violenta dominicana y desde cada lugar ocupado, sea en espacios públicos o privados, se empezaran a planificar cambios.

Ni marchas ni campañas convocadas, modifican el nefasto panorama y como dijera una vez, muy apropiadamente, la Procuradora Fiscal del Distrito, Magistrada Yeni Berenice Reynoso, tenemos que cambiar lo que estamos haciendo, porque hasta ahora, seguimos mal, una señal de que no estamos refrenando este grave problema.

Se habla de hogares destruidos como causa y se propone, manus militari y por la ley, una familia modelo que no se parece a lo que tenemos, insistiendo en el rol tradicional e inexistente ya, porque la “familia” es eso, una manifestación social en cambio permanente.

Se invoca al más puro moralismo, cuando el porcentaje de “inmoralidad” y sobre todo, de falta de ética, es el paradigma ejercido por los actores relevantes de nuestro sistema social, con el mayor de los descaros y con todas las bendiciones sociales y religiosas. Se apela a la disfuncionalidad de una familia “sin crianza correcta”, cuando el sistema no se entera que la “disfunción” alegada, es la regla y es sobre esa realidad que hay que trabajar.

Se pretende que la falta de fe y “búsqueda de Dios” es la causa de tanto desenfado, pero se ignora que la mayoría de este pueblo hace rato que ha tomado el nombre de Dios a la chacota, empezando por una buena parte de los propios ministros de las iglesias. Mientras tanto, las brechas de la inequidad se profundizan entre riquezas mal habidas y pobrezas provocadas; entre personas adultas atiborradas de poder sobre niños, niñas y adolescentes indefensas; entre el autoritarismo machista y las pretendidas vidas “femeninas”; en fin, entre el poder y la sumisión.

La violencia contra las dominicanas, las acciones violentas delincuenciales cometidas y el índice de suicidios, son ejercidas y ejecutadas por hombres, una tríada de violencia masculina que hay que desmontar. Pero mal procedemos si no lo reconocemos y seguimos haciendo las mismas cosas que refuerzan el patrón, lo reciclan y hasta lo exaltan.
¿No será hora de cambiar el mensaje entronizado?

El Nacional

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