Editorial

Visitas sorpresa

Visitas  sorpresa

En la agenda de urgencias nacionales figuran muchos temas que la oposición podría poner sobre la mesa del debate electoral, pero no resulta útil discutir la pertinencia o no de las visitas sorpresa del presidente Danilo Medina a productores organizados porque esa es una buena iniciativa que genera resultados positivos.

¿Cómo criticar que un jefe de Estado tome parte de su día libre para visitar comunidades donde se reúne con gente deseosa de encaminar proyectos colectivos agrícolas, pecuarios, agroindustriales, artesanales, o de comercio?
Seguramente que en algunas de esas visitas no se cumplieron las expectativas de las organizaciones comunitarias, pero en otras las acciones del Gobierno han marcado un antes y un después, por lo que no parece justo que se desaliente ese tipo de emprendimiento oficial.

Es válido que, aun con propósitos electorales, la oposición denuncie que en tales o cuales comunidades aún no se ejecutan los proyectos prometidos por el Presidente, pero sería insensato postular que las decenas de visitas sorpresa realizadas por el mandatario tienen exclusiva factura proselitista.

Al mes de abril del año pasado, cuando todavía no se promovía con profusión el tema de la reelección, en un total de 63 visitas presidenciales se implementaron 419 proyectos que generaron 50,814 empleos, con un presupuesto ejecutado de más de cuatro mil 500 millones de pesos.

Hay que entender que más del 50 por ciento de esas iniciativas son proyectos productivos que requieren de recursos económicos, capacitación, preparación de terrenos o instalación de pequeñas factorías, mientras otros representan demandas relacionadas con electricidad, agua, construcción de caminos vecinales. La visitas sorpresa del Presidente no resolverán el complejo drama de la desigualdad y exclusión, pero ayudan a mercadear esperanza y a impulsar proyectos comunitarios que en sí mismos representan empleo y movilidad social.

El Presidente no tiene el don divino de multiplicar panes ni peces, pero su idea de visitar cada semana una comunidad distinta para llevar buenas nuevas del Gobierno, debería encontrar aliento en vez de desaliento, porque buenas acciones no se atacan con críticas desaforadas que generalmente se revierten contra sus auspiciadores.

El Nacional

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