Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aquí

Vivencias cotidianas de allí y aquí

Hace mucho empecé a narrar sobre este maravilloso arte musical. Por motivos personales sentí cierto rechazo a seguir haciéndolo. Empero, creo que ya es hora de que retome este tema cultural y artístico, que llevo literalmente en la sangre y prendido en el alma.

En esta ocasión voy a referirme a la etimología  de la palabra que lo define y que algunos atribuyen al siglo XIX. Pero, al no existir certeza de ello, se han planteado varias hipótesis al respecto. Algunas incluso relacionan su origen con las aves zancudas del mismo nombre, alegando que el lenguaje corporal de sus intérpretes recuerda a dichas aves. Mi opinión personal no coincide en absoluto con esta afirmación que considero absurda. Marius Schneider, en cambio, defiende que, el origen del término, puede estar no en su similitud con el estilo de los bailaores sino relacionado con la simbología medieval.

Otras hipótesis, como lo es la de Blas Infante, aseguran que se le denomina así por ser la música de los «fellah min gueir ard» y que proviene de esta expresión andalusí que significa «campesino sin tierra». Según él, muchos moriscos se integraron en las comunidades gitanas, compartiendo su carácter de minoría étnica, marginada por la erudición dominante. Infante supone que en ese “caldo de cultivo” surgió el cante flamenco, que expresaba el dolor que ese pueblo sentía por la aniquilación de su cultura. Sin embargo, no aportó ninguna fuente histórica documentada que avalase su teoría. Teniendo en cuenta la fuerte defensa que realizó, a lo largo de su vida, por una reforma agraria en Andalucía, esta paráfrasis da la impresión de ser más ideológica y política que histórica.

Por su parte, el Padre García Barrioso, imaginó que el origen del vocablo pudiese corresponder a la expresión árabe marroquí, fellah-mangu, cuyo significado es «los cantos de los campesinos». Asimismo, Luis Antonio de Vega aportó las expresiones felahikum y felah-enkum, que tienen el mismo significado.

Otras teorías nos dicen que la palabra flamenco deriva de su origen en Flandes. Por ejemplo, según Felipe Pedrell, el Flamenco, como arte, llegó a España desde esas tierras en la época de Carlos V. Algunos se basan en que, en los bailes y cantos que se organizaron para dar la bienvenida al monarca, se le jaleaba al grito de “¡Báilale al flamenco!” Sin embargo es sabido que este término surgió varios siglos después de ese hecho histórico.

Se dice que, el motivo por el que a los gitanos se les denomina también flamencos, es debido a un primer estudio de Demófilo, en el 1881.  Éste argumentó que este género musical debe su nombre a que sus principales iniciadores eran conocidos en Andalucía bajo dicho apelativo. En 1841, George Borrow, escribió un libro cuyo título es “Los Zíncali”, que refuerza la afirmación de Demófilo.

Gitanos es el nombre dado en España a los pertenecientes a esa etnia, tanto en el pasado como en el presente, aunque antaño se les conoció como «castellanos nuevos», «germanos» y «flamencos”. Aunque no se tiene evidencia del motivo por  el que fueron denominados así, existen teorías que apuntan hacia un origen jergal del léxico germánico. Éste sostiene que esta palabra deriva de «flama» y que define el temperamento fogoso de los gitanos.

El Nacional

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