Un documento archivo privado de 69 páginas, borrador con datos minuciosos de candidatos congresuales, destinado a un chat privado de sacerdotes y obispos de la Iglesia Católica local para su corrección y aportes, fue filtrado a la opinión pública alarmándola en este proceso final de las elecciones que serán el próximo domingo.
El secretario ejecutivo de la Comisión de la Vida de la Conferencia del Episcopado Dominicano, Manuel Ruiz, reconocido por sus posturas intransigentes, es autor del documento que, públicamente, desautorizan a nombre de la Iglesia los obispos de las diócesis de Santiago y La Altagracia aclarando que, la iglesia Católica, no llama a votar por determinados candidatos en las elecciones del domingo.
Es decir que, nueva vez, Ruiz, se extralimita en funciones como ya ha sucedido en el pasado, y en nombre de “la vida intrauterina”, divide a candidatos en “buenos y malos”, sin reservas de perfiles delictuales, en una nueva acción desligada de principios puramente espirituales.
De esta injerencia política tendrá que hablar la Junta Central Electoral, en su función de velar por procesos democráticos, imparciales, neutrales, plurales, del registro privado de datos de dominicanos y dominicanas, en todas las posibilidades, porque lo acontecido, es sencillamente grave a este proceso.
Dentro de las iglesias hay personas que las institucionalizan como empresas y sirven históricamente para mantener el poder exhibido desde hace siglos, manipulando a una feligresía a quien hacen creer que eso, es fe, es espiritualidad y “cumplimiento frente a Dios”. Y alejándola del verdadero sentido religioso.
Cada persona electora es libre de ejercer el voto de acuerdo con su propia conciencia y no a solicitud de ningún sacerdote o pastor que se imponga con sus propias idolatrías y pasiones. A él que vote como quiera y que respete el libre albedrío y conciencia de las demás personas.
Para este domingo votarán 3,713,461 mujeres y 3,568,302 hombres, y en el exterior 462,904 mujeres y 400,881 hombres; la generalidad entre 26 y 45 años, y la mayoría mujeres en edad de reproducir, cuyos derechos son ignorados por la escandalosa lista de Ruiz, todos.
Aparte de ser de una legalidad cuestionada -esperemos- es repetir discriminación, barreras de acceso a los derechos todos, a la sociedad misma, promoción de violencia institucional contra la mayoría de este país, que somos las mujeres.
Votantes, miremos a candidatos y candidatas que nos aseguren una sociedad más justa, igualitaria y equitativa que esta posibilidad reduccionista y medieval que se propone.
¡Votemos libres y con conciencia!