El jueves 20 de julio la echaron en falta, y estuvo desaparecida hasta la tarde del 4 de agosto, cuando su cadáver fue encontrado en una bolsa plástica negra en un lugar de la autopista 6 de noviembre. Pobre niñita de 11 años que conocemos a partir de la tragedia, desde una foto que nos la muestra hermosa y sonriente.
El supuesto violador y asesino, imputado por otro caso de violación sexual a una menor y preso, se dice que, golpeado por una turba en la cárcel, les habría confesado donde estaban los restos de Willenny.
Una historia repetida para la que no habrá nunca consuelo como país, capaz de vivir experiencias tan dolorosas y con poca respuesta de los espacios públicos y privados. Porque seguimos sin reaccionar propositivamente al continuum de acumulación de violencias contra las mujeres y las niñas dominicanas.
Sin embargo, sabemos que la violencia contra niñas y adolescentes es un gran fenómeno de violencia basada en el género que conforma la estructura de las relaciones de poder en este sistema patriarcal nuestro, donde violar a una mujer o a una niña, es un acto de sometimiento, castigo y cosificación. Además, la violación sexual -y los crímenes sexuales en general- se relacionan estrechamente con el feminicidio.
La Investigación sobre la interrelación y los vínculos entre la violencia sexual y la muerte de niñas y adolescentes en la región de América Latina y el Caribe (2010-2019), realizada en 12 países, entre ellos el nuestro, por el Comité´ de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres, CLADEM, en 2021, dice que, en el área, “la violencia contra las niñas y adolescentes constituye una geografía propia, inscrita en un contexto caracterizado por la discriminación histórica y determinada por causas estructurales que la reproducen como el sexismo y el adultocéntrismo”.
La prevalencia de la violencia de este tipo está ampliamente documentada en nuestro país y para el mismo Ministerio de Salud Pública, ya para 2016, el abuso sexual era el segundo tipo más frecuente de violencia contra las niñas, niños y adolescentes, luego del castigo físico y psicológico.
El año pasado, décimo en conmemorar el Día Internacional de la Niña, UNICEF advertía que, de acuerdo con las investigaciones realizadas en nuestro país, el 65% de las adolescentes entre 15 y 17 años, ha sufrido violencia sexual en algún momento de su vida, abundando sobre las desigualdades que padecen por ser niñas.
Si lo sabemos, ¿qué vamos a hacer?