Miles de personas del mundo, «sueñan» a distancia. Separados por un océano se encuentran gentes a las que las unen las mismas quimeras: salir impasible de sus respectivos países buscando la prosperidad que les han negado sus países; esa «catarsis onírica» tendrá como «alfombra mágica» una yola en la República Dominicana tratando de alcanzar el «sueño americano», o una patera en África queriendo acariciar la «fantasía europea».
¿A dónde deben ir, los que caminan errantes por el mundo, buscando encontrar lo mejor de ellos mismos? En la mayoría de los casos esto termina reducido a que su ilusión sea transportada por una yola o una patera que dirige proa hacia rumbos desconocidos, evidenciándose la crueldad de estas sociedades.
El hallazgo de una embarcación en la costa de Río San Juan con cadáveres, que se cree vino desde África cruzando el Atlántico, reafirma la triste realidad de seres humanos que desafían las bravas aguas marítimas, en un siniestro viaje que puede resultar solo de ida. Las estadísticas de viajes ilegales en África son espeluznantes.
Los éxodos en pateras se han incrementado en un 308 por ciento en este primer semestre de este año en España, con relación al del año pasado; mientras en Italia, casi 156 mil inmigrantes desembarcaron en sus costas durante el año 2023.
La historia siempre se repite como tragedia. No es la primera vez que arriba al Caribe una de estas barcazas mensajeras de la muerte; ya en el año 2021 arribó a la isla Tobago un cayuco con 15 cadáveres. Senegal, Mauritania, Gambia, Sierra Leona, Burkina Faso, etc., se cuentan dentro de los países en donde almas desaprensivas se lanzan a la peligrosa aventura de «conquistar sueños» montados en pateras, terminando ineludiblemente en una cita con la parca.