Aunque en sus inicios Yoskar Sarante quiso hacer merengue, las letras, los arreglos y el sentimiento que encierra la música de amargue lo cautivaron desde hace más de 15 años y por eso aclara que nadie lo saca de la bachata.
Hoy tras un camino recorrido de la mano de éxitos como “Vale la pena”, “Perdido” “Llora alma mía”, sigue trabajando y apostando al género que lo ha llevado a tantos países donde jamás pensó llegar, cuenta el intérprete de «Que vaina tan difícil».
“Saber que nuestra música puede llegar tan lejos y que otras personas de otras nacionalidades nos siguen es una de las grandes emociones de esta carrera”, dijo el intérprete.