En su discurso de apoyo a la candidatura de Zohran Mandan para alcalde de Nueva York, el senador Bernie Sanders, líder de la Asociación de Demócratas Socialistas de USA , formuló la siguiente pregunta:
“Nuestra nación enfrenta una decisión fundamental: ¿Continuaremos con una política dominada por las corporaciones y los multimillonarios, o construiremos un movimiento popular impulsado por la gente común, comprometido con luchar contra la oligarquía, el autoritarismo y la cleptocraacia”?.
Y un joven de 33 años, que conjuga las nacionalidades africana, india, y norteamricana, respondió que él se comprometía a luchar por la clase trabajadora.
Muchos habían observado con descreimiento el surgimiento de ese fenómeno de masas, o terremoto político, en la ciudad más dominada por el poder del dinero, el lujo desmedido y una callosidad del alma rayana en la deshumanización: Nueva York.
El descreimiento llegaba al paroxismo cuando se enteraban de que ese joven apenas es había nacionalizado a los ocho años, habiendo nacido en Uganda, como hijo de padres indios. Una pesadilla inmigrante para una administración republicana que había proclamado su decisión de “limpiar de inmigrantes” a los Estados Unidos, aunque su presidente es descendiente de inmigrantes alemanes, y está casado con una slovena, cuyo visado no le correspondía.
Ese joven inmigrante, además, se había casado con una inmigrante siria, encarnando simultáneamente las nacionalidades africana, india, árabe y norteamericana; además hablaba español perfectamente, lo cual le permitía comunicarse con las grandes masas hipanoparlantes.
Si a estas condiciones añadimos que Mamdani es egresado de escuelas élites desde la temprana infancia, que su padre es profesor de Estudios Africanos de Columbia Univerity y su madre una actriz famosa de la India, con dos Oscar en su haber, entonces es aún más extraordinario el hecho de que ese muchacho se declare abiertamente socialista, que pertenezca a la Associación de Socialistas Demócratas de América, y que enarbole un programa socialista en favor de los pobres de la ciudad.
Y he aquí un cambio de paradigma, porque desde Manolo Tavárez y las Hermanas Mirabal, desde la generación del 1J4 que logró captar a la juventud de las clases media y clase media alta y alta de este país, no ha surgido un solo líder juvenil que anteponga a su formación de clase, sus privilegios de clase, la opción por los más pobres, por la justicia social.
Mas bien ha sucedido lo contrario. Hemos presenciado el auge de los renegados, profetas del cinismo y nihilismo político, como escalera para el ascenso social.

