El pasado 20 de este mes fue el día de los dominicanos que viven en el exterior, siempre presentes a los latidos y situaciones de sus lejanos familiares, de la Patria y amigos. Se trata de personas que representan estandartes de amor, sacrificios y buena voluntad.
Son miles y miles de nuestros conciudadanos en diferentes países, especialmente en Estados Unidos de Norteamérica, Puerto Rico, España, Europa, Martinica, Curazao y diferentes islas, en Venezuela, Panamá, Colombia, Argentina y otras comunidades de América, Centro América y el Caribe.
En busca de una mejor calidad de vida, muchos también pierden su existencia en peligrosas travesías en alta mar y son muchas veces engañados por traficantes y falsas organizaciones de viajes, responsables de pérdidas de vidas y sangre.
Las grandes aportaciones que a través de remesas, dólares y euros, así de diferentes naturalezas, hacen posible que en la República Dominicana miles y miles de hogares y personas sufran menos el oprobio del hambre y la desesperación.
Los dominicanos ausentes son también estandartes de la economía nacional, sin cuyo concurso otro sería el destino de mujeres, hombres, jóvenes, niños, personas mayores y enfermos que no pueden comprar medicinas por el alto costo de las mismas.
Con humildad, vuelvo a escribir que fuimos quien sugirió al ex presidente doctor Joaquín Balaguer, la escogencia en diciembre de un día especial que simbolice la fraternidad y el recibimiento de nuestros hermanos, muchos de los cuales se destacan de sobremanera en distintas profesiones, quehaceres y labores, donde existen muchos héroes vivos y fallecidos a quienes rendimos tributos de admiración, reconocimiento y simpatía, porque han sabido enaltecer y honrar el nombre glorioso de República Dominicana y sus queridos familiares.
Sugerimos a los diferentes ayuntamientos del país designar algunas avenidas, centros educativos, deportivos y sociales y calles con el nombre de dominicanos ausentes, así de ciudadanas y ciudadanos vivos y fallecidos que se han destacado tanto en el trabajo, como por su conducta moral, honestidad y dignidad.
A los actuales y distinguidos diputados de ultramar y a quienes fueran electos o reelectos en las elecciones del próximo año, así como a líderes, congresistas, alcaldes, regidores y munícipes, nuestra disposición de participar juntos a quienes lo deseen en la edificación de la casa del dominicano ausente.
¡Bienvenidos queridos hermanos a la tierra que les vio nacer!
