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Violencia intrafamiliar

Señor director:
El peso de una carga que abruma hace que soñemos con salir de ella a como dé lugar. Es fácil soñarlo y anhelarlo, solo que hay carga pesada porque atraviesan los tiempos y moldean las conciencias y las mentalidades haciendo muy empedrados los caminos. Así es la violencia de género y la violencia intrafamiliar apañada por una cultura milenaria que la justifica y la tolera. Sin embargo, hace varias décadas que la actitud tolerante y de contemplación cedió el paso a la acción contestataria para encarar ese asunto que ya es un gran dolor de cabeza.

En República Dominicana la llegada del 25 de noviembre, Día Internacional de la no Violencia contra la mujer, aviva el coro de voces que claman por el cese del maltrato hacia la mujer. Llegada esta fecha ya se tienen estadísticas no solo de las denuncias puestas por mujeres (en las Fiscalías) contra sus maridos o exmaridos, sino por el número de feminicidios acaecidos durante el período. Y es que, aunque son muchas las expresiones de violencia, es la física, con su saldo en pérdida de vidas útiles, la que provoca mayor conmoción y trauma.

En varios noviembres se ha hecho correr la consigna “Ni una muerta más”, pero resulta que para que esta demanda se haga material es preciso trabajar en varias direcciones, donde la prevención sea el eje central, y a partir de ahí, todo lo demás.

Poner freno a esta violencia selectiva implica motorizar nuevas maneras de abordarla. Se ha demostrado que acabar con esta violencia no es asunto fácil por lo complejo de ella, mas tampoco es imposible si se enfrenta con todo lo que haya de enfrentarse invirtiendo en ello todo lo que sea necesario.

En el libro “Protección Internacional de los Derechos Humanos de las Mujeres” (IIDH – CLADEM, 1996) se define la violencia como una acción que una persona realiza contra otra persona, con la intención de causarle daño.

Dice además, “que se trata de una acción humana intencional que causa daño y dolor a otro ser humano y, de su mismo concepto, queda claro que es evitable” (pág. 26). Es en lo “evitable” donde está el argumento para prevenir. Y es aquí donde nuestro país no ha hecho lo suficiente para preservar las vidas de un número no precisado de mujeres.
La falta de prevención de esa criminalidad intrafamiliar pudiera estar mediatizada por factores objetivos y subjetivos.

Atentamente,
Melania Emeterio Rondón

El Nacional

La Voz de Todos