Enemigos Públicos: Inesperada Decepción
Enemigos Públicos es toda una contradicción. Su meticulosidad y cuidado por la escenografía y los detalles es admirable. La forma como la cámara captura y narra los hechos, plasmando un sentido de la realidad cercano e intimo, y no distante y ajeno, sugestiona y deslumbra.
Al mismo tiempo, sin embargo, la película decepciona sin piedad. Hay tantas ideas y ninguna florece; hay tanto talento desperdiciado delante y detrás de las cámaras que ningún personaje consigue conectar con la audiencia. Los diálogos son ininteligibles, no hay tensión ni vigor (por lo menos hasta el tramo final), y en general, la película carece de alma.
Este pudo haber sido el gran film del verano para el público adulto. Pero de forma increíble un director tan efectivo y de tanto prestigio como Michael Mann perdió por completo la perspectiva de su punto de enfoque.
Por lo tanto, la película termina por no decir nada ni en uno ni en otro sentido. Es solo un docudrama cuya mayor obsesión no es contar una historia interesante, sino plasmar la realidad de lo que hizo un connotado delincuente de los años 30.
Esta no es una recreación de la vida del legendario ladrón de bancos John Dillinger. Tampoco es la reconstrucción de la forma como fue abatido por el FBI el mítico y de algún modo fascinante criminal. De hecho, la película aporta muy poco o más bien nada a lo que ya se sabía sobre el histórico personaje.
Enemigos Públicos, que es mucho más un drama criminal que un thriller policíaco, se centra en el ultimo año de vida de la sensacional carrera criminal de Dillinger entre los años 1933 y 1934. La intensidad, no obstante, y el dramatismo por igual, nunca alcanzan una efectiva presencia en todo el desarrollo del film.
Hay disparos, secuencias de robo y muertos a granel, pero a nadie le importa. Los personajes han sido tan pobremente definidos, que si viven o mueren da igual. Ni siquiera los dos personajes centrales (Johnny Deep y Christian Bale), generan simpatía, en uno u otro sentido. El film concluye muy distante de clásicos como Bonnie & Clyde, pero igualmente lejano de films tan efectivos y competentes como Los Intocables.