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Como cada Domingo José Rafael Sosa

Como cada  Domingo    José  Rafael Sosa

La misión de Camilo

Camilo Rijo Fulcar pudo haber sido como uno de tantos jóvenes interesados únicamente en lo superficial y consumista que la vida actual ofrece a cualquier muchacho latinoamericano.

Su talento es la música y en ella, su inclinación es por la guitarra, actitud que cultivó primero desde un grupo de rock metálico, pero descubrió que lo suyo era la Guitarra Clásica, por lo que se puso a estudiarla en el Conservatorio Nacional de Música, donde pudo haber sido un estudiante excelente, graduarse y ser un buen instrumentista asimilado a una orquesta de prestigio.

Pero no ha sido así.

Camilo Rijo Fulcar ha desarrollado una labor de gestor de música dirigida a sectores infantiles y juveniles a los que ha entregado la posibilidad (junto a una guitarra de las que le donan para esos fines) de aprender a interpretar ese instrumento.

Ha fundado “La Escuelita”, una unidad docente abierta, que obvia los requerimientos formales que exigen las escuelas establecidas para acoger a niños y jovencitos muy pobres a los que da clase, junto a otros músicos que se han unido a propósito, en la calle de El Conde, cada fin de semana, frente a la emblemática La Cafetera.

Camilo no cobra por estimular esos chicos y su trabajo ha comenzado a llamar la atención tanto de los medios de comunicación, como de donantes que le apoyan suministrándole guitarras para esos chicos.

Su labor debe ser respaldada en primer lugar por los ministerios de Turismo y Cultura, que podrían dotar a esos niños de mejores condiciones (darles una ayuda en firme, camisetas, apoyo técnico y artístico) y de la Policía Turística que debe tomar de modelo el trabajo de Camilo Rijo Fulcar y protegerlo y auspiciarlo en sus fines.

Él se ha ocupado de escribir su experiencia en las redes, a través de las cuales ha dejado ver cuantos problemas le ha generado la incomprensión en ciertos niveles oficiales, de lo que hace.

La Escuelita debe ser tomada como una labor de gestión artistica singular y como un atractivo de turismo humano y cultural bien entendido.
Esa y no otra debe ser la misión de quienes puede que no entiendan aun el trabajo de este precursor cultural.