MIAMI, FLORIDA.- Antes del partido, él se había agachado cerca del plato para atrapar un lanzamiento de Juan Marichal, uno de los ocho latinoamericanos vivos miembros del Salón de la Fama. Robinson Canó se puso en pie, le dio un fuerte abrazo al Dandy Dominicano, posó para algunas fotos y se retiró a la cueva de la Liga Americana.

Si su experiencia del Juego de Estrellas hubiera terminado allí, Canó se habría ido a casa feliz, contento.

Pero después que Juan Marichal, Roberto Alomar, Luis Aparicio, Rod Carew, Orlando Cepeda, Pedro Martínez, Tony Pérez, Iván Rodríguez y la familia del fallecido Roberto Clemente tuvieron su momento. Canó también tuvo el suyo.

Con un swing del bate en la parte superior de la décima entrada, la leyenda latina moderna le dio a la Liga Americana una victoria por 2-1 sobre la Liga Nacional, en el Parque de los Marlins, en La Florida.

“Es algo, para captar ese primer lanzamiento y saludarlos y estar en esa foto, no puedo esperar a llegar a las redes sociales y conseguir esa imagen y ponerla en un marco en mi casa”.

Canó y el puertorriqueño Yadier Molina, ambos de 34 años, conectaron los únicos jonrones en el Clásico de Mitad de Verano, demostrando que los tipos viejos todavía pueden hacerlo y agregando a ese legado latino e inspirando a la próxima generación.