Opinión

Cultura en sabado

Cultura en sabado

El medio artístico, local o internacional tiene sus magias y sus gestos al infinito.

Ese ambiente tiene sus personalidades holgadas de estética, disciplina, ilusión del gesto y el movimiento, comprensión del tiempo de cada cosa, genialidades y torpezas impensables.

En medio de toda esta barahúnda de complicadas personalidades, llegamos a percibir a una artista de la danza, coreógrafa cubana, nacida en Guatemala, que ha tenido la aguda perspectiva de colocarse por encima de los sistemas políticos en base a la calidad, la ríspida disciplina que impone el trabajar con ella y la enseñanza que constituye la vivencia durante cualquiera de sus dos compañías (Danza Abierta, de Cuba, y Boan Danz Action, EUA) adicionalmente a sus producciones con la compañía de Danza Nacional de Cuba. Ella ha sabido pervivir en ambos sistemas apoyada en la carta intangible de la estética de su arte, sobrellevado por sobre cualquier gesto políticamente estructurado.

Marianela Boan, es una mujer extraordinaria, de esas que tienen el cuidado de no demandar que su rostro esté en los carteles ni su nombre con la titulación más destacada.

Para ella,  como nunca, su país es su  cuerpo.

“He vivido en ambos lados de la historia. He  visto la pobreza y la riqueza, paisajes y cuerpos alimentados y abusados por la ideología. Mi obra excava en la ideología buscando lo humano, extrae cuerpos reales de los cuerpos oficialmente permitidos. Donde la ideología es fuerte, los cuerpos deben adaptarse y resistir.  Estoy fascinada por la forma en que nuestros cuerpos son empujados de un lado a otro por la ideología y por los espacios aún fuera de control donde los cuerpos se juntan, se establecen y danzan.” Es uno de las reflexiones que la revelan como artista no sólo de la danza, sino también del pensamiento.

“No hago danzas para proclamar que un sistema es mejor que otro. Hago danzas acerca de lo que los sistemas esconden.

Estoy fascinada con las mentiras que nos decimos a nosotros mismos, las mentiras que estamos forzados a vivir y las mentiras con las que felizmente pactamos”, es su pensamiento, aplicable a muchas áreas del comportamiento humano. Ella pone una óptica necesaria, sentida, rasgada de sentido.

Este fin de semana,  ella nos regala  Las Medidas de la Brisa, en la sala Máximo Aviles Blonda, del Palacio de Bellas Artes.

El Nacional

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