Opinión

Danilo con Bosch

Danilo con Bosch

Todos saben que Danilo Medina no sólo aspiraba, sino que trabajaba incansablemente por la nominación presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para las elecciones de 2012. E incluso que cuenta con una poderosa estructura interna y externa. Si algo esperaba para arrancar con su proyecto era el momento indicado, como ocurrió el 30 de junio en La Vega.

Tratándose, además, de uno de los precandidatos más connotados del PLD su sí, aspiro, no fue lo más significativo, sorprendente ni esperado. Lo más relevante fue el compromiso que implica el simbolismo y la solemnidad que rodearon la declaración. Como si se tratara de un solemne juramento ante los principios e ideales del profesor Juan Bosch, el precandidato peledeísta utilizó la tumba y la conmemoración del natalicio del fundador de esa organización para expresar sus aspiraciones.

 En un político inteligente y comedido la coincidencia no puede constituir una casualidad, y menos cuando la decisión estuvo acompañada de la publicación de una encuesta que lo sitúa en los primeros lugares de preferencia dentro y fuera del peledeísmo. Por la sensibilidad social, la pulcritud y otras cualidades que adornaron al profesor Bosch, el gesto de Danilo, valorado como un político respetuoso y responsable, dice demasiado, sin necesidad de lecturas profundas. Se desmarca sin pleitos ni conflictos que, en definitiva, tampoco convienen a sus aspiraciones.

 Esa línea, basada en los principios del bochismo, que también sustentan precandidatos tan potables como José Tomás Pérez, más bien anticipa que el discurso podría primar, cabe esperar que así sea, en la lucha interna por la nominación. Con sus desafiantes problemas internos y el tenebroso panorama internacional República Dominicana precisa de un liderazgo político con capacidad y coraje para debatir y plantear soluciones.

El Nacional

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