Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Esas muchachas imprescindibles

A Niní, que es la trabajadora de mi casa, yo prefiero llamarle mi asistente.

Por varios años toma del mismo vino que me gusta y es la que dice en tono autoritario: “El doctor está descansando, déjeme su teléfono que él le llama”.

Las llamadas trabajadoras domésticas estaban reclamando en estos días su salario 13, mal llamado regalía pascual. En muchos hogares han sido tacaños con esas damas. Con esas que nos ayudan a criar a nuestros hijos; con esas que cocinan, que lavan, que planchan y que aguantan cuantas pendejadas se nos ocurren.

Con el florecimiento de las zonas francas se hizo cada vez más difícil conseguirlas.

La mayoría no tiene una decente protección laboral, ni de salud y ni retiro asegurado.

“Mi muchacha tiene conmigo más de veinte años y aquí le hemos criado a dos de sus hijos”, dice doña Silvia con aire de satisfacción.

“Nonita es limpia, aquí no se pierde nada y se cree la dueña de esta casa”, afirmó don Pedro ante un grupo de amigos a los cuales ella le sabe servir hasta los tragos cuando juegan dominó.

 En otros países no existe esa figura. 

 “Trabajar en casa de familia”, unas con dormida y otras sólo a tiempo parcial, es en Dominicana, un espacio laboral que las clases altas y los sectores medios contrata.  Las hay que cuidan a niños y a envejecientes en adición a sus labores habituales.

Son maltratadas en algunos hogares: “El señor se propasa”; “ La niña la insulta”; “El jovenzuelo le agarra las nalgas”, en fin, tienen que aguantar muchas veces indignidades casi esclavistas.

Son miles las mujeres empleadas en casas de familia que nos llevan las cosas a la mesa; que conocen nuestros caprichos, que se desvelan por complacernos.

¿Cuántas de esas mujeres han terminado una carrera universitaria?; ¿cuántas de ellas han salido del seno de una buena familia para casarse? A muchas les hemos ayudado a conseguir su visa y están triunfando en el exterior.

Una dama, mal llamada “doméstica” me dijo en estos días:  “Doctor, yo prefiero aguantar muchísimas vainas en esa casa y no estar cuereando por ahí”.

Yo escribo estas líneas para hacer justicia a un sector que la nación no tiene con qué pagarle y un poco para recordarle que este domingo, en vísperas de Reyes, le completen a las muchachas su salario 13 y que de ser posible “le pongan su Vieja Belén” y de preferencia, en efectivo.

Feliz primer domingo de este año que ojalá sea mejor que el que terminó. ¡Salud!

El Nacional

La Voz de Todos