Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

A los doctores Rodríguez Santos, Zaiter y Dinzey, pioneros de la atención privada de bajo costo y alta calidad.

A la hora de formular presupuestos (recursos económicos)  para la atención a la salud, hay que subirse a la azotea de la planificación y pensar muy bien en cuáles son las prioridades.

¿Qué parte debe ir a la medicina preventiva (protección específica y educación para la salud)? Alrededor de  los grupos más vulnerables, ¿cómo está el agua potable, la nutrición, la educación básica?

A los médicos y el personal sanitario, ¿se les paga bien y están capacitados?; ¿cuál es la situación y distribución de los recursos físicos, ej.: los hospitales? ; ¿cuáles son las puertas de entrada al sistema, es decir “adónde acudo si me pasa algo”?

La salud pública como inversión y como derecho de los ciudadanos no suele medir los índices de satisfacción de los usuarios, mucho menos promueve el uso de los centros de atención primaria.

En el sector privado, la palabra clave es rentabilidad. Mientras menos se enfermen (demandas al sistema), menos gastos y más ganancias obtienen los empresarios de la salud. Algunas agencias hacen énfasis en vacunar y otras estrategias de atención previa al quebranto y se podría pensar que es por humanidad y los financieros dicen que es para disminuir el uso de las camas y la hotelería prepagada.

En el sector privado la compra de un equipo sofisticado para mejorar el diagnóstico, pongamos por ejemplo un tomógrafo, da una tasa de retorno de la inversión en poco menos de un año. Este mismo aparato  en el sector público se daña y no aparece la pieza clave para repararlo.

“La mala medicina es la más costosa”, queriendo decir esto que los errores del personal sanitario y el descuido, prolonga la estadía de un ser humano varias semanas en un centro de atención, en donde a veces deviene la muerte cuando no, la lesión permanente.

Aunque las demandas a médicos se han incrementado, no existe aun desde el gremio (que nos dota de un seguro de mala práctica a precio irrisorio), ni desde la judicatura formal, una regulación del ejercicio, más allá de la simple titulación (tener papeles en regla), y en esta selva todo el mundo “monta una clínica”. Lo que quiero insistir es en que la impericia profesional y la charlatanería  han distorsionado el sistema, haciendo del daño a infelices una simple temática de los “talk show” televisiva.

El irrespeto a las coberturas hace que los médicos deban cobrar diferencias, dando la sensación al usuario, de que su “seguro” es más simbólico que efectivo, generando en las salas de espera la incómoda condición de pacientes privados (papeleta en mano) y pacientes de seguro, con el sesgo afectivo de sentirse muchas veces discriminados.

Una gran heterogeneidad, duplicidad y anarquía se observa en las puertas de entrada al sistema, pese a los avances en centros como el Vinicio Calventi,  Juan Bosch, Herrera, Cedimat y la Plaza de la Salud, por solo mencionar cinco. Cualquier ciudadano con un dolor de barriga y una tarjetica de Senasa  (¿ARS gubernamental?), comienza a “dar vueltas” desde las 4:00 de la  mañana y al mediodía ya ha visitado tres centros asistenciales con el mismo dolor…. La palabra clave es integración. La tarea central es planificación estratégica. La visión y la misión de un sistema sanitario más justo, solidario y universal, no solo se consigue aumentando el presupuesto, sino con una reingeniería que inicie en los centros de formación (universidades que egresan  y forman el personal de salud); la incorporación de la carrera administrativa; la integración decidida del Colegio Médico Dominicano y otros gremios de la salud y que la SESPAS retome el liderazgo que le asigna le Ley General de Salud, como organismo rector. Despoliticemos las acciones en salud y convirtamos lo sanitario en lo social como un derecho.

El Nacional

La Voz de Todos