César Mella
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Cáncer y Depresión
El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, precedida solo, por las defunciones de causas cardiovasculares.
10 millones aproximadamente de humanos murieron en todo el mundo en el 2013 a causa de esta terrible enfermedad.
Pocas causas de morbilidad y muerte, según el Banco Mundial, originan tantos gastos al paciente y sus familiares como las neoplasias.
El cáncer del seno y del cuello uterino siguen siendo un azote para las damas en nuestro medio.
El cáncer del colon, del pulmón, de próstata, entre otros, atacan a los caballeros.
Por otra parte, en el 2020 según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las depresiones y otros trastornos del ánimo serán la segunda condición de discapacidad en todo el mundo y por todas las causas de enfermedad.
Aunque las depresiones no son mortales en sí mismas, pero son las originarias de la mayor tasa de suicidios que se producen por millares diarios en el mundo.

Al recibir la notificación médica de la existencia de un cáncer todo ser humano entristece y de ahí a padecer una depresión nerviosa es un trecho angustiante y avasallante. Por citar una asociación: en el cáncer del páncreas más de un cincuenta por ciento de los pacientes afectados padecen, además, de una depresión y en el caso del cáncer del colon, hasta un 20 por ciento se deprimen.

El psiquiatra tiene la ventaja de que el paciente deprimido viene con su diagnóstico o lo sospecha, pero en el caso del oncólogo ofrecer un diagnóstico puede resultar devastador para un paciente que debutó con cáncer.
“no puede ser, ¿por qué a mí?” Son, las preguntas que el paciente se formula en la primera fase de la noticia que se denomina negación o regateo.
Para Elizabeth kluber Roos (1969) el paciente pasa a una fase de regateo y de negociación, buscando múltiples explicaciones, para finalmente aceptar el diagnóstico casi siempre, con cierto grado de depresión.
Es tradición de los especialistas “decirle la verdad” crudamente al afectado: “su cáncer del pulmón puede darle una sobrevida de seis meses”… Devastadora noticia.

Yo no creo en las mentiras piadosas, pero sí creo en la preparación digna para la muerte.
Entiendo que llevar por fases a un paciente que sí sabe más de lo que tiene ,que sus médicos y sus familiares, es decir “poco a poco”.

Pacientes con cáncer y depresión suelen “sacar de abajo” y asumir como un reto su condición y con una mezcla de ayudas espirituales, científicas y psicoterapéuticas pasan sus últimos años con cierta dignidad y calidad de vida.
Por una desintegración de los servicios preventivos y de los centros diagnósticos en todo el país, los pacientes detectados a tiempo son minoría.

La gente debe saber que ya cáncer no es sinónimo de muerte y que las depresiones mejoran y remiten cuando se abordan de forma oportuna por el personal sanitario.

Como no tenemos un psiquiatra ni un psicólogo por cada canceroso, el oncólogo está autorizado a prescribir las tabletas antidepresivas , que son eficaces en mas de una 70 por ciento de los casos y a ofrecer el soporte psicológico de apoyo.
Las depresiones asociadas al cáncer son un reto, pues los cuidadores, los familiares y el propio paciente se desesperan y procuran ayudas fuera del marco de la ciencia.