Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

César Mella

Salud mental: apuntes –
( II de II)
Otros Matices.-
El que enferma en la adolescencia , somete a su familia a gastos terribles y después de caminar por veinte años todos los centros privados termina en el 28.

Un quebrantado mental se acompaña de otros incidentes, comorbilidades físicas ej.: diabetes, hipertensión, etc.
Este ser humano no trabaja y se convierte en una carga social: solo hace comer y consumir fármacos.

Paralelamente la práctica de salud mental privada ha ido en ascenso para el 0.01 % de la población que puede pagar una consulta cara y comprar fármacos a precios exorbitantes, muchos de ellos sin control de calidad.
Observen que no estoy incluyendo a los retardados mentales, a los autistas, a los síndromes de Down y a otros trastornos del desarrollo que deben ser objeto de atención por parte de las políticas públicas desde el embarazo hasta toda la vida.

A ello se agrega que los “Seguros” (ARS) excluyen a todo lo que huela a “nervios”. Excepción Senasa y algunas capillas como el Banco Central y algunos “seguros” que cubren parte de los medicamentos.
Pongamos un ejemplo:

Un sujeto sale corriendo y clamando a Dios, con una Biblia bajo el brazo. A sus 18 años sin salir de Dajabón, debieron de amarrarlo.
Ahí no hay psiquiatras.

En el mejor de los casos debería existir una unidad de atención primaria con una psicóloga.

Ella no tiene las competencias para “torear a un loco”.
Lo envían a Barahona. Lo inyectan, lo despachan por ausencia de camas.

Le regalan las medicinas (boticas populares).
Observen que estoy hablando en positivo.
Se le terminan las medicina y vuelve con la Biblia; esta vez le dio un machetazo a su hermano.

La Policía lo envía al 28 (HPPB), pero está cerrado para internamientos.

De ahí toman hacia el Morgan (HLEA), “está en remodelación”.
Caen al Moscoso Puello, que está dotado de una Unidad de Higiene

Mental excelente, pero “no hay camas”.
Todo este periplo sin ambulancias y los pasajes en manos de la caridad pública.

La madre exhausta y sin un chele exclama “ahora, ¿quién podrá defenderme?”.

Hacia un mínimo de eticidad en las políticas publicas.
Ahora que termino de hacer un periplo por 8 capitales europeas y ver el tema del alcoholismo, el trabajo infantil, la prostitución, los deambulantes de la calle (que no hay quien les ponga un dedo) y la cantidad de desajustes de conducta que se observan en los parques y plazas públicas, sé que no es fácil asumir tareas que llevaran unos años.

¿Qué hacer?

En estos días que las tasas de suicidios hicieron una espiga, no teníamos estadísticas fiables y todo el mundo teorizó con los viejos argumentos de siempre.

Hagamos un inventario de Recursos Humanos
Vamos a distribuirlos, pero bien entrenados y bien pagados.
Pongamos las residencias de psiquiatría y los internos de medicina al servicio de una red nacional de atención primaria con programas de promoción para la salud que utilice las escuelas, los comités de amas de casa , las iglesias y todo el tejido social de manos con los medios de comunicación para mantener no campañas sino programas medibles y financiado.

Que los hospitales generales dispongan del personal y las camas en todo el país. Facilidades para administrar medicamentos.

El Nacional

La Voz de Todos