Opinión

Del júbilo a la decepción

Del júbilo a la decepción

(1)
El anhelo y necesidad de justicia en la República Dominicana atraviesan por caminos tortuosos, curvilíneos y empedrados. ¿Hasta cuándo? No se sabe.

El poder del dinero y la influencia político- partidaria, lo pueden casi todo, más en un país gobernado por una sola fuerza política que opera con el control de todos los poderes, lo que permite maniobrar del modo más protegido posible, y de donde no escapan: el soborno, artimañas, simulación, corrupción, y el endiosamiento.

En medio de todo esto, la decepción de un pueblo que es soberano y poderoso solo en las letras movibles de la Constitución.

La corrupción y la impunidad en nuestro país marchan a todo dar, y sin obstáculos, razón por la que ahora se ha internacionalizado el asunto, y provocado un estremecimiento social a través de un caso mayúsculo de corrupción: ”Odebrecht”, el cual compromete a muchos países, incluida la República Dominicana, que por su destacada participación en los sobornos, no queda desapercibida, más bien se destaca como un espacio semejante a un paraíso donde el despilfarro de los bienes del Estado campea y se anida sin mayores consecuencias.

“Odebrecht”, ahora se ha vuelto una palabra sonora, ya parece pertenecer al lenguaje del común. Desde que estalló el escándalo, se habla mucho de él.

En casi todos los países envueltos en el caso se han tomado medidas En Dominicana, dado el tamaño y el alcance del descrédito internacional, se había estado en expectación, creyendo que esta vez los ya señalados, como parte de un grupo de sobornados, irían sin dudas al lugar debido, a las cárceles junto con sus semejantes, pero esto está por verse.

El Nacional

La Voz de Todos