Opinión

Editorial: Ni una ni otra

Editorial: Ni una ni otra

Por su matiz de estridencia y extravagancia, el debate público, en vez de servir para comunicar, educar y convencer, se convierte en ruido ensordecedor que lo transforma en diálogo de sordos, sin que la ciudadanía pueda asimilar planteamientos sobre temas esenciales de la nación que formulan los intervinientes.

El ejemplo más reciente lo constituye la extensa madeja de reacciones que suscitó el discurso del presidente Danilo Medina, ante la reunión conjunta de las cámaras legislativas, que a pesar de las tantas opiniones de políticos, economistas, empresarios y analistas, solo se recuerda la repetida versión de que el mandatario dibujó un país diferente al real.

Ninguno de los participantes en tan áspero debate ha podido ilustrar a la población sobre la alegada fantasía del crecimiento económico, estabilidad monetaria y control de inflación enarbolado en el discurso presidencial. Un economista del mismo litoral del mandatario ha cuestionado la calidad de ese crecimiento del PIB.

Otros economistas plantean que si el índice de inflación aumentó de 2% a 4%, la carestía de vida se duplicó, en tanto que otros advierten sobre una explosión del endeudamiento, sin reconocer la versión oficial de que se reduce el déficit fiscal y la deuda pública en proporción al Producto Interno Bruto, además de mejorar su calidad.

La oposición política pone en dudas la afirmación del Presidente de que su gobierno ha rescatado de la indigencia y la extrema pobreza a más de un millón 200 mil dominicanos, aunque no ha sustentado ese rechazo con estadísticas confiables. Un dirigente de izquierda dijo que cuando visita el supermercado la gente se queja por lo mal que va el país.

Durante su discurso de rendición de cuentas, el Presidente presentó un encarte de prensa contentivo de las obras que su gobierno construyó o inauguró en 2017, un documento que todavía no ha sido objeto de revisión para determinar su veracidad o el real impacto de esas construcciones sobre el bienestar de la gente.

Entre los temas más débiles de la comparecencia presidencial se mencionan los referidos a la seguridad ciudadana, control migratorio, corrupción e impunidad, sobre los cuales se tiene la impresión que no han sido debidamente desarrollados en una discusión global que ha tomado matices de bizantina.

No basta repetir que el Presidente dibujó un país diferente, porque se requiere abordar con debida amplitud y contenido temas esenciales expuestos por el mandatario, como inmigración, delincuencia, déficit fiscal, endeudamiento, salud, educación, empleo, seguridad social, sistema vial, etcétera. La nación no es como la presentó el jefe de Estado, pero tampoco como la desdibujan sus detractores.

El Nacional

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