Opinión

El asesinato del coronel

El asesinato del coronel

Se había marchado presuroso en pos de seguir triunfando, ajeno a la pavorosa tragedia que como una sombra  despiadada y negra le esperaba. Iba como mediador, pacifista, conciliador en misión de paz y comprensión, ante desmanes que ocurrían en la Universidad Autónoma de Santo Domingo,  el 23 de abril, donde era bien conocido y admirado por muchos estudiantes, profesores, funcionarios, empleados y parroquianos.

Era el destacado hijo de la Patria, de la Policía y del pueblo, el coronel doctor Julián Suárez Cordero, un símbolo de esa entidad en la que se inició como raso, escalando ascensos de acuerdo al escalafón  y la ley, sin privilegios, pues llevaba 33 largos años de servicio. Toda una vida y mucho más.

Una bala criminal segó en un instante la vida del  coronel y abogado Suarez, inesperadamente hecha por manos fatídicas y perjuras, arrebatándole al país y a sus distinguidos familiares que lloran sin cesar. El coronel no pudo defenderse del ataque despiadado.

Cayó al suelo el coronel, confundiéndose y besando la madre tierra, mientras la sangre corría a borbotones. ¿Por qué duró 15 minutos tirado allí? ¡Oh destino!

Y como fallece un hombre noble, capaz, honesto, valiente, útil, bueno, quien deja a sus hijos, esposa sin despedirse. ¡Oh Dios mío, si los muertos hablaran, qué expresaría a sus familiares el coronel Julián Suarez y a su superior José Polanco Gómez, jefe de la Policía!.

Su esposa, doña Emeregilda Estrella, bañada en llantos y lágrimas, al enterarse del vil asesinato de su consorte dijo: “Lo mataron sus hijos de la UASD”, porque el coronel Suarez siempre trataba de evitar desgracias. Era un defensor auténtico de la Constitución, las leyes y la dignidad humana. El oficial rogaba que no le tiraran más bombas a los manifestantes, afirma la destacada periodista Virginia Castillo, del periódico El Día.

Las frases últimas del coronel deberían ser asimiladas por todos los miembros que desempeñan funciones públicas  y constituyen un testamento místico para la historia, quien siempre cumplía con su deber, sin excesos,  pues sabía lo que era el uso de la fuerza.

 Felix María Samaniego dijo estas frases  que se insertan en la vida del hoy General de Brigada: “Has cumplido con él deber, confía  en el cielo, que no te abandonará”. Pensamos que el honorable rector Mateo Aquino Febrillet y el Consejo Universitario debían estructurar un efectivo servicio de seguridad universitario.

Adiós general Suárez Cordero, héroe de la  paz por la que tanto luchaste y la confraternidad ciudadana. Esperamos que pronto se inicie un programa progresivo de desarme para las armas ilegales. Descansa en paz amigo y ex aventajado alumno, te recordaremos, tu muerte es un duro golpe para todos.

El Nacional

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