Opinión

El rostro del gigante de las siete leguas…

El rostro del gigante de las siete leguas…

Poco antes de caer en Dos Ríos, José Martí, el Apóstol de la Libertad de Cuba, en una carta dirigida a su amigo, el mexicano Manuel Mercado, expresó: “…estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.

El ensayo Nuestra América (publicado por Martí en 1891), contiene una frase lapidaria: “¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!”.

En el 159 aniversario del nacimiento del Apóstol (28 de enero de 1853), cabe preguntar, desde este rincón de América: ¿Cómo se presenta hoy el gigante de siete leguas? ¿Acaso con el rostro de un presidente negro quien, con la misma prepotencia que sus antecesores blancos, advierte que vigila a los gobiernos de la zona? ¿Con el de la canciller que advierte que hará revisar la “ayuda” USA a Nicaragua y vigilará los préstamos del BID y del Banco Mundial?

En el plano local, el gigante de las siete leguas se sirve de políticos que carecen de algo que José Martí consideraba imprescindible: el decoro. Pero, ¿acaso utiliza el rostro de la explotación y el veneno de que es portadora la Barrick Gold? ¿Acaso se presenta con el nombre de “papᔠo de “mamá”, para luego presentar las garras (macanas, fusiles o gases venenosos)  incluso contra quienes les creen el cuento?

“Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”, dice el Apóstol… Y hay que señalar que es cierto, justo ahora, cuando el gigante de las siete leguas quiere ver a esta América atomizada e inerme… Es obvio que para someterla… ¡Basta!

El Nacional

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