Opinión

Emmanuel Esquea Guerrero

Emmanuel Esquea Guerrero

Si en la vida pública existe un hombre de condiciones éticas y con pensamiento independiente, ese es Emmanuel Esquea Guerrero.

 Inquebrantable en la defensa de sus principios. En muchas ocasiones, sus posturas no encuentran eco en el régimen de complicidades que contribuyen al descrédito de la actividad partidaria. No pacta, ni se entiende con las prácticas indecentes.

 Mantengo vivo en el recuerdo, su actitud en momentos en que las siglas del PRD, sufrieron los embates de toda clase de acusación. Muchos corriendo, Emmanuel Esquea Guerrero dando la cara.

 Con más de tres décadas de ejercicio político nadie le puede acusar de corrupción. Ejerce la profesión dentro de parámetros éticos excepcionales. No es rico, no tiene villas, helicópteros ni cuentas bancarias majestuosas.

 Asume las responsabilidades que le delegan con  pasión. Tanto en la convención del año 1999 como en la del 6 de marzo demostró que con él las cosas funcionan correctamente. Y eso molesta, crea dificultades y genera una reacción que Emmanuel Esquea  Guerrero no se merece.

 Los insultos, perversidades y acusaciones infundadas retratan a sus promotores porque Emmanuel Esquea  Guerrero no tiene que defenderse. Lamentablemente, gente de recién ingreso, afanados en asumir roles simpáticos andan lanzado toda clase de dardos envenenados contra un hombre que, su hoja de vida, constituye motivo de orgullo para todos los perredeístas.

 Tendría que cargar con la eterna culpa del silencio cómplice, si no levanto mi voz, para reiterar la necesidad que tienen los partidos de exhibir en todas sus instancias hombres y mujeres de las condiciones de Emmanuel Esquea Guerrero. Y es la inversión de valores genera la sensación de que los “aptos y exitosos” son los que violentan las reglas, distorsionan los principios y asumen el dinero como la nueva “ideología”.

   Emmanuel Esquea Guerrero siempre tendrá el respeto y la admiración de la gente decente y con vocación de servicio, porque ofende quién puede y no el que quiere.

El Nacional

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