¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Bruselas, Bélgica. La capital de Bélgica no tiene playas, pero los belgas

traen la playa a Bruselas todos los años para el verano, para que grandes y chicos construyan castillos de arena y vivan un ambiente playero. Este fin de semana disfrutamos de este espectáculo que durante varias  semanas se vive cada año entre julio y agosto al borde de canal de Bruselas. Nos impresiona como le sacan tanto a tan poco. Y pensar que en Dominicana somos ricos de playas, ricos de arenas y ricos de sol.

Definitivamente que rico no es el que más tiene, es el que reconoce y

aprovecha al máximo lo poco o mucho que logra tener. Sin el espectáculo que brinda nuestro maravilloso mar azul, los que viven en Bruselas se ponen sus trajes de baño u otra ropa ligera y se tumban en la arena para disfrutar al máximo los pocos días de sol que pueden tener.

Aún en pleno verano, muchas veces el sol no se asoma mucho para los que vivimos en este rincón de Europa occidental. En esos casos, ya no es tan atractivo disfrutar del espacio que se habilita con arena y algunas duchas con agua potable para sentir de alguna manera que el agua acaricia la piel.

El fin de semana pasado el sol visitó a Bruselas y los extranjeros y belgas

nos dimos banquetes en esta habilitada playa en la que se ofrece un

amplio programa de actividades que incluye conciertos, cine, un programa  infantil, entre muchas otras atracciones . A mi me encanta la idea de las casetas representativas de diferentes países. También toda la diversidad que se puede disfrutar con los espectáculos, la música y el área de juegos

playeros.

Ayer hice un recorrido por toda el área y me di un masaje con una técnica turca. Disfruté de un concierto de un grupo brasileño y al final me detuve en la caseta dominicana, donde compartí con muchos compatriotas mientras degustaba la famosa picalonga nuestra.

Quiera Dios que el sol siga picando este verano en Bruselas para seguir disfrutando un poco de todo lo que en dominicana tenemos en abundancia.

 

El Nacional

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