Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Rafael R. Ramírez Ferreira

Continuación del mismo tema y la misma situación.-

Continuando con el tema de la semana pasada sobre nuestro cuestionamiento de cuál es la diferencia entre un político con su oratoria y accionar decimonónico y aquel infeliz carente de los más elementales principios que lo podrían diferenciar del más simple o común de los animales, ¿Cuál es la diferencia? Me parece, que todos padecen de lo mismo y todos tienen el mismo problema. Unos padecen de hambre moral y otros –los más-, padecen de hambre material pero, hambre al fin.

Hambre de querer y hambre de poder, como esos que dicen ser “rivales” políticos y por detrás están “mancuernados” por las viles prebendas que les proporciona el poder; hambre de ese desearlo todo pero de inmediato y con el menor esfuerzo posible, siendo lo cierto, que a muchos les sobra el dinero y el relativo poder que este engendra pero, son bastardos, porque esas ansias de poderío no lo logran con su dinero.

Necesitan, como necesita el cuerpo de la sangre para vivir, de aquel poder que le satisface su engreído ego y que solo los alabarderos y lo uniformes que habitan dentro del Estado se los puede proporcionar y, no hay que poner ejemplos, porque lo que está a la vista, no necesita ser señalado, teniendo por demás la otra característica y es, que todo eso hiede más que cualquier estercolero.

Esta situación política que nos lleva a preguntar la diferencia que existe entre uno u otro mal, muy a pesar de las diarias ofensas ejecutadas por esta camada de políticos, aunque más acertado seria, referirnos a ellos como esta calaña, que, a pesar de tantas traiciones e indelicadezas, ha podido subsistir bajo la sombra protectora de la nación, sin temer nunca algún tipo de levantamiento o un tsunami de protestas que los prive de ese blindaje y esa impunidad, de la cual han hecho gala en las últimas décadas ¿Cómo lo han logrado?
Es incomprensible pero real.

Los partidos políticos han sido secuestrados por los mismos que prometieron hacerlos fuertes defensores de los intereses del pueblo pero, han preferido, sin profundizar en las consecuencias, defender sus depredadores internos, quizás por temor a destapar la famosa caja de Pandora y ni por asomo han tomado en consideración que muchas veces, es mejor dejar hundir ciertas cosas o personas, y no tener que hundirse con ellas.

Quizás tengamos que dejar de pensar en estos tiempos, e irnos a la que no miente, a esa historia que se ha escrito con sangre, errores o acciones, y que nos dice, que todo depende del buen o mal uso que hace de la crueldad, aquel o aquellos que se apoderan del Estado, sin importar el método utilizado para perpetuarse en el poder. Y el buen empleo de estas crueldades, -si es que a lo malo se le puede llamar bueno- por parte de todo usurpador de la voluntad del pueblo, solo lleva por finalidad conquistar la voluntad de los hombres a fuerza de beneficios que sacien su hambre o su ambición de poder. Hacerlos “solidarios” con las ofensas que reciben día a día con beneficios proporcionados a cuenta gotas para que lo saboreen bien, esa es la meta del “usurpador”.

Tenemos una “dictadura” democrática al estilo de las que los izquierdistas han hecho surgir en Latinoamérica, donde estos se han apoderado del poder con el supuesto de salvar su país del sistema que los oprime. Han sustituido los Pinochet, los Somoza y otros tantos usurpadores para quedarse ellos subidos en el palo, cambiando constituciones y alegando tramas por doquier.

Hoy no aparecen los Fidel: Los Perón ni los Varelas, pero, se han radicalizado en el poder los Raúl, Los Chaves; Los Maduros; Los Evo: Los Ortega: Los PRD-PLD o predestinados. Basura, todos viajan en el mismo tren. ¡Si señor!

El Nacional

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