Opinión

Frente a la situación del PRD

Frente a la situación del PRD

Se me pregunta a menudo por qué insisto en repetir que Miguel Vargas Maldonado no reacciona de manera positiva frente a los esfuerzos de no pocos perredeístas interesados en la reconciliación de los sectores en pugna en el Partido Revolucionario Dominicano. Digo bien de los sectores en pugna, porque es un equívoco pensar que las bases de ese partido están divididas en dos o tres tendencias contradictorias.

El pueblo perredeísta está unificado en la esperanza de un partido capaz de reiterar sus postulados democráticos, en un partido orientado por la voluntad de alcanzar su unidad nacional sin los entorpecimientos que provocan las ambiciones personales, en un partido que aspira a que sus dirigentes sean respetuosos de la fidelidad histórica que en cada una de las citas electorales han expresado sus miembros y sus simpatizantes.

 Mi reiterada interpretación de la actitud de Miguel Vargas  tiene como fundamento su permanente reticencia ante cualquier intento de conciliación. He sostenido de manera insistente que Miguel Vargas da a entender que con el ritornelo de su representatividad “institucional” él es capaz de crear un partido a imagen y semejanza de su concepción de la política y de su creencia en la estructuración de un Partido Revolucionario Dominicano para sí, olvidando las características identificativas de ese partido y de sus actuales expectativas frente ala calamitosa situación social provocada por los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana .

Nadie, ningún dirigente del Partido Revolucionario Dominicano puede imponer ese desatino a toda una militancia y a unos seguidores que, un día u otro, en el momento de la convención, decidirán libremente lo que más convenga al Partido Revolucionario Dominicano. Solo el olvido el desconocimiento del desarrollo del curso político de las fuerzas sociales populares de nuestro país pueden llevar a ese engaño  y a ese enceguecimiento.

Hoy día los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, todos, sin excepción, deben, si quieren dirigir con concordancia  y comprensión las bases perredeístas, expresar gestos sinceros y generosos de desprendimiento, de olvido de ambiciones estrechas, de reflexiva capacidad de comprensión, de que solo la unidad ofrece un porvenir exitoso.

Lo contrario es arar en el desierto, conspirar contra la democracia y las esperanzas del pueblo perredeísta. Y es, sobre todo, provocar el repudio del pueblo perredeísta y  hacerle el juego al gobierno del Partido de la Liberación Dominicana.

El Nacional

La Voz de Todos