Hablar de Manuel Jiménez es hablar de muchas cosas. Para unos, es el autor de una de las canciones internacionalmente más famosas de los últimos tiempos, Derroche, la que ha sido grabada por una gran cantidad de artistas, como los españoles Ana Belén y Julio Iglesias, entre otros, pero también tiene un lado político, llegando a ser actualmente diputado por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y otro gremial, ya que es el presidente de la Sociedad General de Autores, Compositores y Editores de la República Dominicana, entidad que se encarga de defender los intereses de los compositores nacionales y extranjeros para que reciban los derechos que les corresponden por sus creaciones.
Y justamente por esto último es que ha ocupado regularmente las páginas de las secciones de espectáculos de los diferentes medios del país defendiendo lo que entiende es beneficioso para la organización que preside.
Paralelamente, Jiménez continúa componiendo canciones que sin lugar a dudas serán éxitos en el futuro, ya que tiene la varita mágica musical, tal como lo ha hecho a lo largo de su carrera con composiciones como Quien no sabe de amor, que popularizó la inigualable Maridalia Hernández; Amor casual, interpretada por Wilfrido Vargas; Con agua y sal, con Miriam Cruz; Dile Más, con Sergio Vargas; En cuarentena, con los Hermanos Rosario, Macho Pérez, que hizo conocida internacionalmente el salsero Héctor Tricoche, y Donde manda su amor, cantada a la perfección por Guadalupe Pineda.
Pero como el pueblo lo eligió para ocupar un escaño en la Cámara de Diputados, Jiménez se preocupa de estar presente en ese templo de la democracia para defender los intereses de las personas que le han dado su voto para contar con una persona confiable. El es consciente de eso, por lo que está atento a cualquier problema que pueda perjudicar no sólo a sus seguidores, sino que a la población en general.
Jiménez no es un improvisado, sino que se ha preparado cuidadosamente para todas las actividades que desarrolla en su vida. Estudió una carrera en letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, combinando los cursos de literatura con los de música, asistiendo a la Academia Dominicana, donde aprendió los secretos de la guitarra y la flauta con prestigiosos profesores, lo que le permitió componer temas románticos y otros de orientación social y humanística.
