Opinión

Haití, injerencia y “elecciones”

Haití, injerencia y “elecciones”

El reciente viaje a Haití de Hillary Clinton, es sólo una entre muchas muestras del interés del poder estadounidense en fortalecer su condición de principal potencia dominante en ese país.

Hillary Clinton fue nombrada secretaria de Estado como parte del pacto de Barack Obama con el  Grupo de los Clinton (llamado en ciertos círculos Mafia de los Clinton), encargado de dar continuidad a ciertas orientaciones de  política exterior, particularmente de la política hacia América Latina.

 Por ese compromiso,  Bill Clinton se colocó bajo la sombra de un organismo multilateral (la Organización de las Naciones Unidas) para mantenerse presente en Haití.

“Quiero ayudar a los haitianos a tomar el control de su propio destino”, declaró a mediados del año 2009, cuando fue nombrado enviado especial. ¿Quién le cree?

¿Acaso hay desmemoriado que no recuerde la ocupación de 1994?  Bill Clinton entonces presidente de Estados Unidos, auspició el regreso a Haití de Jean-Bertrand Aristide, derrocado y exiliado en 1991 (en una acción apoyada por el gobierno de George Bush), con la condición de aplicar el modelo neoliberal.

¿Trataba Clinton entonces de que el pueblo haitiano tomara el control de su destino? ¿Le llevaba como regalo su soberanía en esa invasión?

 En Haití, la injerencia de Estados Unidos se ejerce sin disfraces. Siguiendo esa tradición, con la soberbia de funcionaria yanqui, Hillary Clinton aprovechó el caos y la pusilanimidad de René Preval, y expresó la semana pasada su voluntad, que es la decisión del gobierno de Barack Obama.

Y su voluntad se hizo… ¿Magia o imposición?

  En un país donde el terremoto, el cólera y el agravamiento del hambre sempiterna han matado en los últimos meses  miles de personas, ¿vale  hablar de resultados electorales,  segunda vuelta y candidatos? ¿Cómo llamar al evento montado por el poder imperialista para mentir ante todo el mundo diciendo que construye una democracia?

El Nacional

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