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La cigarra y la hormiga

La cigarra y la hormiga

La cigarra se había pasado todo el verano cantando noche y día. Cuando llegó el otoño empezó a refrescar por la noche.

 

– Detrás vino el duro invierno. Soplaba sin descanso un viento gélido y no paraba de nevar.

 

– La cigarra no había almacenado provisiones para pasar el invierno. Tenía mucha hambre pero su nevera estaba vacía. De pronto se acordó de su vecina la hormiga.

 

– Durante todo el verano, mientras hacía buen tiempo0, la hormiga había trabajado sin cesar, para ir acumulando comida para el invierno.

 

– Su granero estaba a rebosar de alimentos deliciosos. A la cigarra se le hacía la boca agua sólo de pensarlo. ¿Cómo atreverse a ir a casa de la hormiga?

 

– Como no podía resistirlo más, la cigarra se dirigió a casa de su vecina y llamó a la puerta. Cuando la hormiga abrió, le preguntó si podría darle un poco de comida para subsistir hasta la primavera siguiente. Le prometió que se la devolvería sin falta en el mes de agosto.

 

– No me diga más: la respuesta es no –dijo la hormiga en un tono muy firme- ¿Qué has hecho durante todo el verano?

 

– Pues me dediqué a cantar- respondió la cigarra.

 

– Conque… te dedicaste a cantar. ¡Mira qué bien!

 – dijo la hormiga-. Pues ahora…. ¡baila! Y le cerró la puerta.

El Nacional

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