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Si me haces caso, si aceptas m,i invitación de caminar por las calles de la ciudad de Santo Domingo, sal con una mascarilla, unas botas para ir al campo, una sombrilla, gafas protectoras, un impermeable y un par de rodilleras.
Apertrechado contra el mal olor y el enjambre de moscas y mosquitos provocado por la basura y las aguas estancadas.
¿Para qué las botas? Para brincar y salvar las aceras rotas, saltar charcos de aguas negras.
¿Y las rodilleras el impermeable? Porque estás expuesto a tropezar y caer en un hoyo de las alcantarillas y cloacas sin tapa, dar traspiés con las losas rotas y levantadas en las aceras.
Y la sombrilla no es solamente para un posible aguacero. Te protege del sol. Parece increíble, pero todavía en Gazcue están podando los árboles.
Depredan, ante la indiferencia de las autoridades municipales, un jardín de inapreciable valor.
Las avenidas de Bella Vista, Naco y Piantini lucen desolados, sin sombras.
La Julia puede ser aun un hermoso rincón escondido, gracias al esfuerzo de sus moradores.
Pero con sus aceras rotas y sucias.
Vaya usted, entonces, a saber el descuido que muestran las vías en los demás sectores del Distrito Nacional.
