Opinión

Las cooperativas

Las cooperativas

Para nuestras autoridades la estabilidad macroeconómica y la salud del sistema financiero ha sido un punto cardinal en sus gestiones, es por ello que la revelación de la Cámara de Cuentas sobre el manejo interno en el Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP) entre el 2009 y 2013 debe ser motivo de preocupación. El sector cooperativista históricamente se ha resistido a una adecuación de su normativa que sigue regida conforme a la Ley No. 127 de 1964, la cual es notoriamente inadecuada para un mercado que entre sus funciones se encuentra la captación de dinero del público. Si bien no es necesario aplastar al cooperativismo con el mismo peso regulatorio que recae sobre los bancos, estas revelaciones de la Cámara de Cuentas deben servir de llamado de atención de que esa dejadez normativa ya no es sostenible.

Según declaraciones del Presidente del Consejo Nacional de Cooperativas, ese sector maneja unos RD$90,000 millones en activos, lo que representa cerca de un 7% del Sistema Financiero del país. Esta cifra es sistémicamente significativa como para que se siga manejando bajo estándares de supervisión tan pobres como los que actualmente rigen a ese tipo de entidades.

Las cooperativas deben ser sometidas a requerimientos adecuados de capital para estas poder hacer frente a las variables del mercado y absorber los efectos de los eventos que puedan afectar su capacidad de responder a sus obligaciones. Adicionalmente las cooperativas deberían someterse a requerimientos estándares de conocer su cliente y prevención de lavado de activos y financiamiento al terrorismo.

Pero más allá de las regulaciones particulares a las cooperativas, es imperativo que el organismo regulador sea sometido a estándares de funcionamiento y transparencia en sus actuaciones de forma que este recupere su credibilidad, la cual es vital para el desempeño ordinario de sus funciones, y que este sea incorporado dentro de la autoridad que rige la actividad monetaria y financiera.

El sector cooperativista ya tiene importancia sistémica y debe asumir las responsabilidades que conlleva esa posición. Que su único regulador esté bajo escrutinio por manejo imprudente de sus funciones debe ser un llamado a la alerta de todos los que intereses invertidos en el sector. La industria de los servicios financieros dependen enteramente de la confianza que puedan otorgar los actores del mismo a sus clientes. El fracaso del regulador ineludiblemente va a quedar reflejado en sus regulados, por lo que ya es tiempo de reformar.

El Nacional

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