Opinión

Libros y lecturas

Libros y lecturas

“Diccionario cultural”
Julio Samuel Sierra es, desde hace muchos años y en el mayor número de formas, uno de los gestores culturales fundamentales de la vida cultural dominicana.

Lo que logró Jimmy Sierra anoche, con la presentación de su “Diccionario cultural dominicano” es una demostración más de la capacidad emprendedora de trabajo cultural, al tiempo de evidenciar cómo se le aprecia en el ambiente literario/artístico/educativo.

Sierra anoche experimentó la sensación de todo cuánto ha hecho por la cultura dominicana, no ha sido en vano. Sierra no ha sido siempre bien entendido.

Al documentar el proceso de la conformación de la cultural criolla, lo que ha hecho es dar continuidad y coherencia a lo que ha sido toda su vida: un educador de las más diversas formas expresivas, ofreciendo ahora el resultado de años de militancia cultural e investigación.

Lo que acaba de entregar al país, culturalmente hablando, a la sociedad dominicana, es un instrumento que sistematiza y divulga, luego de una investigación y compendio que le ha tomado más de diez años, el Diccionario Cultural Dominicano, una tarea pendiente del proceso nacional.

Un libro que hay que tenerlo. Que debe estar desde ya en bibliotecas, universidades, escuelas, colegios y centros de documentación.

La cantidad de personalidades y amigos y relacionados con la trayectoria cultural de Sierra, evidenció que hay un respeto por su labor, por encima de cualquier diferencia partidaria. Tony Raful, poeta y Premio Nacional de Literatura, reconoció el valor de aporte literario, que recoge a quienes han protagonizado el proceso cultural dominicano.

El libro es un registro histórico imprescindible del quehacer cultural y sus protagonistas, centenares de hombres y mujeres, que han aportado desde sus áreas de ejercicio y conocimiento, al proceso creativo nacional de cultura.

Llevar a un diccionario, con la exigencia de precisión, datos, fuentes, organización del material, todo el proceso cultural del país, sus acontecimientos, sus protagonistas, sus artistas, sus gestores, sus mecenas, ha sido una tarea inmensa, que solo un hombre como Sierrapodría enfrentar.

La de anoche, en el auditorio Juan Bosch de la Biblioteca Nacional, tuvo una de las jornadas más felices de su vida, al presenciar cuánto se le aprecia, incluso por encima de las diferencias partidarias y de facciones, cuando presenció la llegada a su acto de puesta en circulación de su “Diccionario cultural dominicano”, publicado con el auspicio de la Fundación Global Economía y Desarrollo, prologado por el presidente de esa institución, el doctor Leonel Fernández Reyna y que fuera escrito con la colaboración de Héctor Martínez Fernández y León Félix Bautista.

Fundó, en 1973 el Comité Pro Instituto Nacional de Estudios Cinematográficos (desde el cual se realizaron los documentales Primero de Mayo, Viacrucis y 7 días con el Pueblo y se lanzó el Circuito Popular de Cine, que son ciertamente, la base del cine dominicano por llegar. Luego, en 1988, Agliberto Meléndez, haría Pasaje de Ida.